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30 décembre 2002

Partido benéfico para el hospital de Ledesma con Ariel Ortega.

 

Ariel Ortega es un héroe jujeño y ayer devolvió tanto cariño a su pueblo. En el partido benéfico para el hospital de Ledesma regaló algo más que gambetas y tres goles.

Es el verdadero Burrito de la gente

L EDESMA (ESPECIAL). Con vincha, camiseta de la Juventus y una sonrisa enorme, el Burrito fue feliz junto a los suyos. Convocó a una multitud en la humilde canchita del club Herminio Arrieta.

Fue su tarde. De principio a fin. Y también la oportunidad para que el pueblo jujeño le demostrara, una vez más, cuanto lo quiere. Aunque hablar de querer suena a poco. Y para comprobarlo alcanzó con escuchar a ese bajito de pelo bien negro y ojos saltones, que no tendría más de nueve años. "Para nosotros, Ariel es Maradona", decía a quien quisiera escucharlo. Y tiene razón, Ariel Arnaldo Ortega es ídolo y referente en sus pagos. Por eso nadie faltó a la cita. Una cita que había sido programada para las cuatro de la tarde, pero que arrancó dos horas y media más tarde. Justamente cuando el Burrito pisó el césped del estadio Herminio Arrieta. Ahí sí se largó el festejo. Las casi 5.000 personas que se acercaron hasta la cancha, se pararon y empezaron a aplaudir a su "vecino".

Por los altoparlantes del estadio, y mientras todos se acomodaban para ver el amistoso, el grupo Ternura endulzaba los tímpanos al son del "... no es un burrito cualquiera, se llama Ariel Ortega", el tema que, tiempo atrás, le dedicaron. Y apenas terminaba, sonaba el "Pin-Pín" (una suerte de carnavalito de la zona). Mientras, Ariel levantaba los brazos y aceptaba cualquier pedido : una foto, un autógrafo, un beso, todo valía la pena. Hasta que llegó el momento esperado, el plato fuerte del día, la excusa para reencontrarse : el fútbol. De un lado, en el denominado equipo de las estrellas, integrado por el hombre del Fenerbahce de Turquía, Pedro Guiberguis, Marcos Gutiérrez, Esteban Gil, Sergio Plaza y José Almaraz, entre otros. ¿Su rival ? Un equipo formado por los amigos del Burrito, los mismos con los que se crió, y por Roberto Cacho Gonzalo, el técnico que lo llevó a River. Fueron dos tiempos de 30 minutos, en los que el jujeño no pudo disimular que está en plena recuperación de una pubialgia. Aunque eso no le impidió marcar dos goles en el primer tiempo y uno de penal, en el segundo. El 5-5 del final fue anecdótico. Y sirvió para que todos terminaran felices. Sobre todo Ariel, quien juntó cerca de 10.000 pesos (la entrada costó dos pesos) para ayudar alhospital Oscar Orías y los Comedores Infantiles del Libertador, se divirtió de lo lindo y volvió a cargar su corazón con el amor de su pueblo. Fue el verdadero Burrito de la gente.

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