recherche

Accueil > Les Cousins > Colombie > La "inteligencia" militar de Colombia

15 mars 2004

La "inteligencia" militar de Colombia

par Alberto Pinzón Sánchez

 

Leyendo la entrevista que el poderoso comandante de todas las Fuerzas Armadas de Colombia, general Carlos A Ospina, hace en la revista Semana (7 de febrero de 2004) adscrita al grupo editorial de El Tiempo, (propiedad del vicepresidente de la Republica), lo primero que viene al recuerdo es el famoso aforismo de la política Francesa de que "la guerra es un asunto tan serio que no se le puede dejar a los generales".

Marzo 2004

Así como los políticos del clase dominante citan a Churchill, para justificar sus lugares comunes de su política parroquial, por ejemplo, la todavía fresca sentencia del ex-ministro de finanzas y ex- candidato presidencial Juan Manuel Santos (primo del actual vicepresidente), de que ’ sangre sudor y lagrimas nos costaría el ajuste fiscal ordenado por el Fondo Monetario Internacional’ ; tampoco hay militar que se respete que en Colombia no cite al calumniado von Clausewitz, para justificar su enrevesado accionar.

Sin embargo, como respondió el creador del lógica dialéctica F. Hegel ; "una cosa es conocer y entender el proceso fisiológico de la digestión humana y otra muy distinta disfrutar de las ventajas de tener una buena digestión" : Clausewitz, el prestigioso general Prusiano que sistematizó a mediados del siglo XIX, ’fundamental y esencialmente’ el desarrollo y movimiento de la relación dialéctica, es decir de unidad real inseparable y de mutua lucha que se da entre la política y la guerra moderna de Estados que cuentan con ejércitos regulares, no puede ser entendido por una mentalidad escolástica y metafísica que caracteriza a nuestros dominadores, así lo reciten de memoria.

Por esta razón cuando el entrevistador le pregunta : (Sic) ¿Cuáles son logros principales frente a la guerrilla ?, el General Ospina tiene como único horizonte el siguiente : "Estamos en la última etapa de esta guerra pero puede demorarse algunos años y ser sangrienta".

Pavorosa afirmación que coincide con el desenvolvimiento histórico de la contradicción
(política y militar) antes aludida en el seno del ejercito de Colombia y que nos lleva necesariamente a que repasemos someramente un poco de la Historia colombiana :

Una vez concluida la hecatombe de la guerra civil de los mil días, el gran comerciante y exportador boyacense de caucho, Rafael Reyes que sube a la Presidencia en nombre del Frente Nacional de la época, una vez convertido en dictador civil, facilita con leyes y créditos regalados, el proceso que se viene incubando principalmente en Antioquia, de conversión de los comerciantes de oro y hacendados exportadores de café en industriales. A la par que trae una misión del Ejercito Alemán para que reorganice las fuerzas armadas colombianas como garante a cualquier costo, del orden público y de las inversiones norteamericanas que empezaron a diversificarse desde los bancos hacia la producción en los enclaves de banano y petróleo.

Los resultados no demoran : el ejercito recién organizado inaugura sus armas en la manifestación de Sastres y costureras, que en 1919 protestaban pacíficamente en el centro de Bogotá, por la importación de 8.000 uniformes, dejando 10 muertos y 15 heridos. Un poco mas tarde en 1928, en las plantaciones bananeras de la United Fruit de Santa Marta, mueren acribillados por las tropas obsesionadas en guardar el Orden Publico, comandadas por el famoso General Cortez Vargas, mas de 800 obreros, (García Márquez en su novela dice que fueron mas de tres mil los muertos), mientras que en el campamento de la Tropical Oil en Barranca, ese mismo año, una huelga de obreros petroleros y braceros del río Magdalena, fue disuelta a tiros por el ejercito, con un saldo de 15 trabajadores masacrados.

La obsesión por salvaguardar el Orden Publico a cualquier costo, convierte al Ejército Colombiano, en esa arrasadora fuerza armada politizada, a la que se refería Jorge Eliécer Gaitán, quien inicia su ascendente carrera política, denunciando estas masacres del militarismo, junto la corrupción ocasionadas por los que llamó con gran sentido popular, la Oligarquía Bipartidista.

Unos años mas tarde, el 9 de abril de 1948, la garganta de Gaitán es callada para siempre al caer asesinado, y se inaugura en Colombia la terrorífica experiencia de crímenes de Estado impunes, que inician el luctuoso periodo aun no superado, ni olvidado, denominado la "violencia bipartidista", durante la cual, dos dictadores civiles Ospina Pérez y Laureano Gómez y un dictador militar, Rojas Pinilla, incitan desde la casa presidencial al ejercito y la policía, adscritos a los partidos liberal y conservador, a degollar, literalmente mas de 300 mil Colombianos, principalmente campesinos y pobladores, como en las guerras del Siglo anterior, motivados por el odio político.

En 1957, y ante la inminencia de un derrumbe social, los dos partidos otra vez, pactan la repartición por mitad de los dineros y los puestos públicos. La coalición de terratenientes agro-exportadores y ganaderos, de industriales y financistas, que emerge triunfante tomando el pomposo y poco original nombre de Frente Nacional, encuentra un país tomado por el liberalismo económico y por un latifundismo desbordado sobre las tierras de los expulsados a las ciudades, quienes han llegado huyendo de las balas oficiales a los suburbios, a abaratar la mano de obra y los salarios, y a permitir que se inicie el jugoso negocio de la construcción de vivienda urbana, favoreciendo aun más la acumulación de capitales y el surgimiento de gigantescas ciudades colombianas actuales.

De nuevo la formula de resolver los conflictos de manera horizontal, probada durante Siglos por el bloque de clases dominante descrita por Guillén Martínez en su libro el poder político en Colombia (1974), de coalición, violencia y nueva coalición, se pone en practica entre los dirigentes de los partidos liberal y conservador con éxito relativo, pues los campesinos y pobladores seguidores de Gaitán, y los comunistas, empezaron a resistir de manera cada vez mas organizada y efectiva por todo el país, las razzias de los cuerpos armados oficiales apoyados por bandas paramilitares llamadas en el habla popular "chulavitas y pájaros" porque mataban a sus victimas así : Volando.

Y una vez mas, la suerte del Estado entrará depender, no de del consenso mayoritario de esa ciudadanía inexistente, sino de la maquina militar, que empieza a demandar mas y más autonomía para su labor. Es entonces, cuando el Presidente Lleras Camargo, en el famoso discurso del teatro patria de Usaquén en 1958, sienta las bases del gran pacto entre el poder civil y el poder militar : Las fuerzas armadas se subordinarán al gobierno y no participaran formalmente en política, pero seguirán manejando de manera autónoma y con suficientes protecciones, llamadas fueros, el asunto del orden publico.

Con este marco jurídico-político, en 1964 y en contexto de la guerra fría, los militares Colombianos que como una excepción de toda Latinoamérica, habían participado en la guerra de Korea, al lado del Ejercito Norteamericano, y que como lo demostró el sociólogo francés del establecimiento Pierre Gilhodes, en su análisis aparecido en el libro, "Pasado y futuro de la violencia en Colombia. Cerec 1990", convirtieron el ejercito en un "partido anticomunista armado" ; asesorados por la embajada de ese país ejecutan el famoso plan LASSO, tendiente a acabar con un pequeño núcleo de campesinos orientados por el partido comunista, que resistían la violencia oficial en la región cafetera de Sur del Tolima, llamada despectivamente por el hijo del dictador franquista Laureano Gómez, la "Repubiqueta Independiente de Marquetalia".

Cerca de 15 mil soldados, inauguran en Latinoamérica las operaciones Helicoportadas, y los bombardeos aéreos con Napalm, aprendidos en Korea, contra 50 familias campesinas que habitaban esa zona y habían logrado resistir tenazmente el exterminio. Sus reclamos sociales que se hubieran podido resolver con 50 mil pesos de la época, tal y como el mismo jefe guerrillero Marulanda lo reconoció en el Caguan, al ser catalogados de subversión comunista y pretender resolverlos con bombas y metralla, se transformaron en la pesadilla que hoy 40 años después, estamos padeciendo, y que el comandante del ejercito colombiano nos dice sin empacho que será todavía mas larga y sangrienta.

Operación militar, que como lo demuestra en su libro editado por el Icfes en el año 2000, "De la guardia de Fronteras a la Contrainsurgencia", el investigador Rigoberto Rueda Santos ; lleva definitivamente al ejercito Colombiano a constituirse en una institución contrainsurgente de la guerra fría en Latinoamérica, enmarcada en la teoría del enemigo interno, que considera cualquier protesta social como un hecho mas de la guerra entre el comunismo y la democracia liberal.

Así en 1965 según el parte militar, para preservar el orden público, disparan contra a marcha de obreros, en Santa Bárbara Antioquia, dejando 20 muertos. Y como la situación de inestabilidad Política y Social se complica, con el aparecimiento ese año, de otras dos organizaciones guerrilleras de resistencia a los desmanes represivos de los militares : el Ejercito de Liberación Nacional, en el Carare, en cuya fundación participa el sacerdote católico Camilo Torres, y el Ejercito Popular de Liberación, en alto Sinú ; nuevos desarrollos contrainsurgentes, en inteligencia y financiación, empiezan a darse.

Para comienzos de la década de los 70, un creciente y masivo movimiento campesino e indígena, que reclama el fin del acaparamiento violento de las tierras, por los latifundistas, hacendados, y ganaderos, en lugar de ser escuchado y tramitadas sus demandas legales, es reprimido y disuelto por las armas oficiales. En ese mismo año, la coalición de clases en el poder, es sorprendida con un resultado electoral adverso en las elecciones Presidenciales, la que para continuar con la corrupción y el usufructo patrimonial del Estado, no duda en recurrir al fraude electoral, e imponer por la fuerza, al Presidente Pastrana Borrero.

Esto origina el surgimiento de otro grupo guerrillero ; el M19, que toma el nombre de la fecha en la que se realizó el fraude y reivindica el triunfo electoral. Los Colombianos una vez, mas siguiendo la tradición histórica, continuarán tratando de resolver sus contradicciones políticas y sociales por medio de las armas, desbarajustando aun más el sistema social imperante.

Simultáneamente según las cifras del Banco de la Republica, durante todo este periodo de sangre y lodo que estamos analizando, se obtiene una de las más fuertes rachas de acumulación de capital, vividas en la historia de la economía Nacional.

Las centrales obreras y los sectores populares protestan por las leyes laborales regresivas, y las organizaciones campesinas e indígenas se movilizan en todo el país, en contra de la "revancha latifundista pactada en Chicoral", que pone en marcha el impuesto Presidente Pastrana Borrero, y de esta manera se empieza a gestar desde 1971, el paro cívico nacional que estallará 7 años después durante el gobierno de López Michelsen, disparado por la política de liberalismo económico y financiero aunado a la represión militar, que este impuso.

El paro cívico, que alcanzó a constituir un riesgo para el gobierno dada su extensión y coordinación nacionales, es reprimido con saña por los militares, y son mas de 2.000 los muertos y desaparecidos, los que deja su represión a bala. La respuesta al resquebrajamiento de las instituciones, es, la promulgación al año siguiente por el Presidente Turbay Ayala, del nefasto estatuto de la seguridad nacional, copiado de las dictaduras fascistas del llamado cono sur de América, que inauguró un nuevo periodo de inestabilidad y brutalidad, en el manejo del orden publico en Colombia al legalizar la tortura, la desaparición forzada y los ajusticiamientos de aquellos ciudadanos arbitrariamente inculpados de ser los "enemigos internos, agentes del comunismo internacional".

A comienzos de la década de los 80 como un desarrollo de la guerra contrainsurgente y basados en las experiencias obtenidas durante el anterior periodo de la violencia bipartidista, se pone en marcha la ’Estrategia de la defensa del Estado’ con métodos irregulares, conocido como el terrorismo de Estado y cuyo principal ejecutor es el Paramilitarismo Impune, el cual tal y como ha sido establecido por multiples estudios, tanto nacionales como internacionales, el Ejercito Colombiano logró aglutinar sin mucha dificultad como financiadores y auspiciadores a latifundistas, hacendados y ganaderos. Junto con narcotraficantes, industriales, financistas y comerciantes, apoyados en muchos casos como se acaba de comprobar, por gerentes locales de compañías Transnacionales como Coca Cola y la Drummont, opuestos visceralmente a cualquier proceso de paz con los grupos guerrilleros que pedían el fin de la violencia y la corrupción del Estado.

A fines de 1985 viene la recuperación por parte del Ejercito a sangre y fuego del Palacio de Justicia, en el corazón de Bogotá, que había sido tomado previamente, por un comando guerrillero del M19, que pretendía hacer un iluso juicio político al Presidente Belisario Betancur. En este "barbicue", se destruye junto con el edificio, prácticamente el Poder Judicial, y se desaparecen de la escena, a no se sabe cuantos civiles, además de los 50 jueces y magistrados desarmados, que allí se encontraban.

Y al comenzar los 90, ya habían desaparecido ajusticiados por la inteligencia militar y los
organismos secretos del Estado, tal y como lo comprobó posteriormente la comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, mas de 4 mil cuadros políticos de la agrupación de Izquierda, llamada Unión Patriótica y cuatro candidatos presidenciales ; dos de la Unión Patriótica, Pardo Leal y Jaramillo, el comandante del M19 Pizarro, y el candidato liberal reformista Galán, habían pasado a engrosar la larga lista, de los magnicidios de Estado que aun permanecen impunes.

Sin embargo, ante este agotamiento Político precipitado por la irrupción violenta de los
narcotraficantes opuestos a bombazos a la extradición ; el Presidente Cesar Gaviria, logra sortear la situación, y conformar un nuevo Frente Nacional favorable al bloque de clases dominante, mediante un nuevo pacto horizontal que se amplia con la inclusión de las guerrillas del M19 y otros movimientos que aceptan desmovilizarse. Se hace la Constitución de 1991, que firman simbólicamente Álvaro Gómez por el partido Conservador, Horacio Serpa por el partido Liberal y Navarro Wolf por los reinsertados. Dejando cuidadosamente por fuera de ella, a los demás movimientos guerrilleros como al ELN, a un sector del EPL y a las FARC, cuyo campamento central fue bombardeado precisamente el día que se iban a elegir los delegados a la Constituyente.

Un nuevo ciclo de Coalición bipartidista "ampliada", basada en la violencia y la corrupción, que ya completa 13 años, quedaba inaugurado, dando una vez mas la razón a Guillén Martínez. La nueva Constitución, presentada demagógicamente como un supuesto ’contrato social para la paz’, implanta definitivamente en nuestro país el neoliberalismo Transnacional, legalizando el carnaval financiero que se llamó Apertura Económica y la captación de capitales, provenientes del narcotráfico, que van a reforzar al latifundismo y mas de 4 millones de hectáreas de las mejores tierras del país se expropian por medio del terror Paramilitar para pasar a manos de 5 mil narcolatifundistas, convirtiendo la tierra en la "alcancía de su capital".

La Policía Nacional es transformada definitivamente en un destacamento contraguerrillero del Ejercito. Los llamados fueros militares se dejan intactos, y en consecuencia, se legaliza la impunidad, para los agentes del Estado comprometidos con el paramilitarismo, el cual sintiéndose muy seguro, dice cínicamente por todos los medios, estar defendiendo al Estado con una motosierra, sin importarle un bledo las condenas de las Naciones Unidas, la OEA y la comunidad Internacional.

El sistema judicial achicharrado en el Palacio de Justicia, es reemplazado por una Fiscalía politiquera y politizada contra los de ruana, hoy mundialmente cuestionada y que le vale a la Nación algo mas de un millón de dólares diarios para producir el 90, % de impunidad y cuyo corolario obvio es mas corrupción. Y el tan prometido ordenamiento territorial, jamás se realizó. En palabras del exfiscal Liberal Alfonso Gómez Méndez : "no pasó de ser un emocionado discurso veintejuliero puesto en forma de código".

Los narcotraficantes envalentonados, construyeron cárceles de 5 estrellas como la llamada Catedral de Medellín, dizque para que Pablo Escobar y su mafia se sometiera a la justicia, aunque sucedió lo contrario. Continuaron desarrollando desde las celdas sus negocios, financiando políticos corruptos y campañas electorales como la que llevó a la Presidencia a Ernesto Samper Pizano, para citar solo una de ellas. Expandieron sin cálculo posible, su fatídico comercio, corrompiendo todas las esferas de la vida social, aumentando los efectos de la Crisis y beneficiándose de ella. Algo así como la bacteria de la gangrena, que pudre los tejidos, para poder nutrirse de la necrosis.

El gobierno de los Estados Unidos, aprovecha la falta de legitimidad del "financiado" Presidente Samper, para manipular la situación, adelantar su llamada guerra contra las drogas que es en realidad una guerra contrainsurgente y controlar aun más el país. El Ejercito Colombiano "repotenciado", es lanzado a escalar el conflicto armado sin ningún resultado favorable, y por el contrario sufriendo múltiples y grandes reveses militares, que tornaron mas critica la situación.

Pastrana Arango, el hijo de quien fuera el Presidente impuesto fraudulentamente 28 años atrás, gana las elecciones de 1998, con la promesa de adelantar un proceso de paz con la Insurgencia Armada, y recuperar la gobernabilidad. Decreta una zona desmilitarizada en el Caguán, con el fin de adelantar los diálogos con la guerrilla de las FARC y en los primeros meses de la negociación, logra firmar con el jefe guerrillero Marulanda Vélez, los 12 puntos de la llamada Agenda Común para la construcción de una nueva Colombia.

Pero lo que parecía una risa, muy rápido se torna mueca. La embajada norteamericana interesada en adelantar su guerra contra las drogas, aupa a los sectores de la coalición ampliada dominante, opuestos a cualquier negociación, asustados con los compromisos firmados en esa agenda y de los desarrollos temáticos que se realizaban en las audiencias publicas del Caguán, para que el proceso de paz se concluya.

La pausa, que había sido aprovechada por el ejercito para rearmarse con helicópteros aviones e inteligencia satelital asistida por mercenarios, es lanzado a aumentar la confrontación por fuera de la zona desmilitarizada, mediante la implementación plena por parte del gobierno de Estados Unidos, del llamado plan Colombia, que es el plan LASSO de hoy. La negociación es desacreditada hasta mas no poderse, por los medios de comunicación controlados por el departamento de guerra psicológica del ejercito y el Presidente Pastrana, termina el proceso de diálogos y la negociación.

En un ambiente pugnaz de polarización creciente y aglutinando tras de sí a estos sectores de la coalición dominante, opuestos a cualquier entendimiento con la insurgencia y contando con el total respaldo y asesoría del gobierno de George Bush, triunfa, el presidente Álvaro Uribe Vélez, ofreciendo en un breve plazo la derrota total de las guerrillas y el imperio de la seguridad por las armas.

Empieza remplazando el gobierno Civil, por uno Militar en las llamadas zonas especiales de orden publico. Extender a todo el país el plan Colombia, aumentar el pie de fuerza a mas de 300 mil soldados y 270 mil policías, apoyados en una red de dos millones de delatores y chivatos llamados en el argot popular "sapos", que según el economista institucional Luis Jorge Garay hoy consumen el 5,4% del producto interno bruto del país.

Además, por tratar de adelantar un extraño proceso de legalización de los Paramilitares incluyéndolos en la nomina oficial como soldados campesinos, indultando sus crímenes de lesa Humanidad y lavando sus inmensas narco-fortunas, que hoy tras el repudio mundial parece llegado a su fin.

Así el conflicto llega a la situación de inmovilidad y degradación que estamos presenciando, sin que se avizore la tan prometida victoria militar sobre la Insurgencia, ni tampoco se le busque una solución Política.

Situación que ha generado un aislamiento Internacional al gobierno colombiano evidenciado en el reciente viaje diplomático realizado a Europa en febrero 04 por el Presidente Uribe Vélez, y un rechazo en el mundo civilizado, a la necedad del gobierno y el militarismo, en contra de realizar un acuerdo humanitario, que libere a los retenidos por causa de la guerra y se propenda por encontrarle una salida política.

A su vez, en el seno de la sociedad se va gestando una cada vez mas grande oposición a la incapacidad del gobierno para superar con medidas efectivas y racionales distintas a la guerra, la QUIEBRA económica a la está el país, a causa del tremendo déficit fiscal causado por la inmensa cantidad de dineros que se gastan en la guerra y en el pago al capital financiero Transnacional de los gigantescos interés de la Deuda Externa, que ya llega a los 38 mil millones de dólares y corroe el 52 % del producto interno bruto, y que según todos los indicadores Internacionales, ya se ha tornado impagable.

No es solo que tenemos 13 y media veces mas Deuda Externa que Exportaciones efectivas, las que solo alcanzaron la birria de 2,8 mil millones de dólares el 2002 ; sino que además, la fuga de capitales que en los últimos 4 años sobrepasó los 10 mil millones de dólares, ha afectado seriamente la economía que desde hace 4 años no crece y que a pesar de la manipulación estadística y mediática continua mostrando índices de crecimiento negativos, lo cual como es obvio suponer, se refleja en el desempleo, el que a pesar del maquillaje oficial, continúa estando según las cifras aportadas por las centrales obreras, cerca al 20%.

Es que también según los datos de la CEPAL en agosto de 2003, en Colombia que tiene cerca de 40 millones de habitantes, hay 22 millones de pobres y 10 millones de indigentes o miserables.

Pero no es solo la crisis económica y social , que se pretende solucionar con dos estrategias regresivas diseñadas en Washington como son, primero, un ajuste fiscal, impuesto por el Fondo Monetario Internacional que se intentó legalizar con un plebiscito fiscalista y fascista, que fue derrotado ampliamente el pasado octubre del 2003, por el pueblo Colombiano y ha puesto en barrena al régimen, y segundo, generalizando la guerra contrainsurgente que está en proceso de Transnacionalizacion y ampliación a toda la Región Andina. Sino que tampoco llega la tan anunciada Seguridad para la población, que sigue siendo victima de acciones masivas como la recientemente acaecida en Neiva.

Sino que ante el fracaso reconocido por los mismos medios de comunicación del régimen, de las llamadas zonas especiales de orden publico, la pavorosa salmodia de las cifras de los muertos y heridos, tanto civiles como militares de ambas partes, que está arrojando la confrontación, la renuncia apresurada de la cúpula militar que había prometido la derrota de la insurgencia en 18 meses, envuelta en innumerables escándalos de corrupción y narcotráfico, las incalculables perdidas materiales que produce cada día el conflicto armado, que según el ministro de finanzas del régimen Alberto Carrasquilla en agosto del 2003, llegó a ser 38 mil millones de dólares, suma igual a la deuda externa ; se continúa insistiendo tercamente en buscar una solución militar LEJANA, en lugar de privilegiar la salida política ahora, que el mundo entero está reclamando.

Y a pesar de que el alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en Colombia, denuncia la alarmante impunidad de funcionarios oficiales comprometidos en crímenes horripilantes, y acoge las cifras dadas por las ong’s en el Informe llamado el " embrujo autoritario " que comprueban durante el año corrido entre julio del 2002 y julio del 2003, la ejecución de 185 sindicalistas, la realización por parte de los paramilitares 661 masacres, ( 2 por día), con un saldo de 2.447 victimas, la ejecución extrajudicial de 792 opositores políticos, la desaparición de 160 personas, y se ha detenido de manera arbitraria a 2.546 ciudadanos, siendo torturados 144 de ellos.

A las que se deben sumar los 362 homicidios, las 16 matanzas y los 180 secuestros que el tierno comisionado de paz de Uribe Vélez, reconoce llevan realizadas a marzo del 2004, los Paramilitares durante su llamada negociación de paz y si a esto agregamos el reconocimiento de la propia ONU, de que en Colombia hay mas de dos millones de desplazados por el conflicto armado, que han ido a degradar aun mas el cinturón de miseria, lo que constituye un verdadero "desastre humanitario" ; no se entiende como es posible todavía leer en Colombia declaraciones como la del comandante general de las Fuerzas Armadas, invitándonos a continuar una larga y sangrienta corrida de toros.

Es obvio que el generalísimo C.A. Ospina está muy lejos de entender el tamaño real de la crisis política e histórica de Colombia que se ha descrito, y por eso nos quiere convencer en una lamentable entrevista de que se puede solucionar con una guerra prolongada de baja intensidad, bajo el ropaje de ser una guerra contra las drogas y contra el terrorismo, sin contar con los factores Sociales que señala Clausewitz, como soporte financiero y poblacional, que por mas que provenga del Pentágono no puede ser ilimitado.

Guerras, además que según la abundante experiencia mundial, nunca han solucionado problema social alguno, sino que por el contrario los ha agravado todos, que se presentan de un solo golpe y al mismo tiempo.

Juzguen Ustedes mismos, el terrible desconsuelo que produce una fuerte Inteligencia militar como la del comandante de todas las Fuerzas Armadas de Colombia, cuando textualmente concluye la entrevista así :

 PERIODISTA : ¿Ante la ventaja militar del gobierno frente a las FARC, cree usted que esto va a ser corto ?

 C.A.O. : "No digo que sea corto, sino que hay un desbalance estratégico a nuestro favor y que los bandidos ya vieron que no van a ganar y están haciendo esfuerzos desesperados para que la gente los siga considerando. Es como en las corridas de toros, cuando le dan la estocada y el toro no se muere, es cuando más peligroso e impredecible se pone".

Bibliografía :

 Guillen Martínez Fernando : El poder Político en Colombia, Edic. Planeta. Bogotá . 1996.

 Kalmanovitz Salomon : Economía y Nación, Una Breve Historia de Colombia. Edic. Tercer Mundo. Bogotá. 1994.

 Rueda Santos Rigoberto : De la Guardia de Fronteras a la Contrainsurgencia. ICFES. Bogotá. 2000.

 Plataforma Colombia, de Derechos Humanos Democracia y Desarrollo. El Embrujo Autoritario. Bogotá. Septiembre 2003.

 Informe Nacional de Desarrollo Humano. PNUD . Bogotá. Septiembre 2003.

 Gilhodes Pierre en pasado y presente de la violencia en Colombia. Ed. Cerec. Bogotá 1990.

* Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo, participó en la Comisión de los Notables en el pasado proceso de paz en Colombia y ahora como ensayista se dedica a impulsar una salida política al conflicto en su país.

Retour en haut de la page

El Correo

|

Patte blanche

|

Plan du site