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3 décembre 2002

El terror del Oeste : de Potosí a Bagdad

par Andre Vltchek*

 

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Los Estados Unidos no son los solos responsables de la actual decadencia y terror. Durante siglos el mundo ha sido aterrorizado y saqueado por muchas potencias europeas y aun lo siguen haciendo detrás del bruto de turno.

El Imperio estadounidense es admirado por algunos, condenados por otros, pero temido por todos. Algunos como el primer ministro británico lo ven como el gran defensor de los valores del mundo civilizado. Para otros se trata del más violento estado terrorista del mundo - especialmente aquellos que han experimentado la brutalidad de la política exterior estadounidense en decenas de lugares desafortunados del mundo. Pero ¿es acaso solo estadounidense la despiadada situación del mundo actual ? ¿Son solo acaso los Estados Unidos los únicos que ejercen esta despiadada influencia ? ¿Existe algo nuevo, creativo, en esta arrogante y brutal actitud post colonial para con el mundo ? La respuesta es "No" !

No hay nada original en el deseo de los Estados Unidos de imponer su voluntad económica y cultural occidental al resto del planeta. Durante siglos el mundo ha sido aterrorizado y saqueado por muchas potencias europeas.

La indiferencia por los intereses de los pueblos que se diferencian por el color de su piel, su cultura, su filosofía, su religión, su idioma, sus estilos de vida o sus estructuras socio-económicas no es un invento reciente de Washington o de Nueva York. Todos los imperios europeos se construyeron saqueando al mundo. La plata de las minas de Potosí, las especias del archipiélago Indonesio, las piedras preciosas y hasta el comercio de seres humanos africanos, todo, todo contribuyó a la construcción de gigantesco palacios, museos y teatros, catedrales y edificios municipales - casi todo lo que hoy llamamos la "civilización occidental". Siempre como hoy el mundo se enfrentó a una libre elección. "Estén con nosotros o contra nosotros" Estar " con nosotros" significaba entonces (y siempre) "sírvannos".

No debemos olvidar nunca que el Oeste se comportó siempre como si gozara de un derecho hereditario, aunque indefinido, de aprovecharse de la miseria del resto del mundo. En muchos casos las naciones conquistadas (esto es la mayor parte de los países del mundo) debieron renunciar a su propia cultura, a su religión y hasta a su idioma, para convertirse en una panoplia de creencias y de valores definidos por nosotros como "civilizadas" El Oeste no dudó de que su causa fuera la única justa, sus religiones las únicas que conducen a Dios, su codicia (se llamen capitalismo o economía de mercado) la única expresión pura y honesta de la naturaleza humana.

Durante la época colonial, Europa actuó con brutalidad. En comparación con las armadas coloniales, cualquier grupo terrorista actual solo parecería una banda de colegiales. Las potencias coloniales (del pasado y del presente) impusieron vigorosamente sus dogmas religiosos, raciales, etc. No se permitía la menor oposición. El menor síntoma de desacuerdo, sobre todo si lo producían hombres o mujeres sometidos, era brutalmente reprimido.

El terror y la codicia europea han despojado durante siglos a las grandes civilizaciones del Africa, de América Central y del Sur, de Medio Oriente y de Asia. Jamás se publicó ninguna excusa oficial : jamás fue acordada compensación alguna. El tema es tabú, mientras el pillaje continúa en estilo post-colonial, utilizando la llamada globalización y el poder siempre creciente de las grandes compañías multinacionales que no deben rendirle cuentas a nadie. La mayor parte de los intelectuales europeos de izquierda cargan cómodamente el peso de esta responsabilidad sobre los hombros de los Estados Unidos, de su gobierno y de sus empresas. De modo chocante, Europa saca provecho de algunas críticas tibias sobre la política exterior de los Estados Unidos y de este modo se siente moralmente superior.

Pasa lo mismo en América del Sur. Mientras se mantiene el recuerdo vivo del terror ejercido por los Estados Unidos contra los países soberanos de América latina, de sus gobiernos y de sus movimientos progresistas, pareciera que el terror ejercido por la conquista española pareciera haber sido perdonado y olvidado, sobre todo para los blancos de las clases dirigentes sin distinción de su ubicación (derecha o izquierda) del espectro político.

¿Será necesario recordar que el sistema de poder en América Latina es uno de los ejemplos más cínicos de la herencia colonial europea ?. La mayor parte del continente se halla siempre gobernada por la minoría europea, mientras que las poblaciones autóctonas sufren discriminaciones del poder que está más cerca del Oeste que de su propio país. Brasil, por ejemplo, el país que figura como el cuarto en el ranking de países con mayor inequidad en la distribución de la riqueza y Chile (a menudo elogiado por sus brillantes performances económicas) no le está muy a la zaga.

En los cafés de Santiago de Chile resulta de buen tono, estigmatizar a los Estados Unidos. Desde luego que sería justo si los Estados Unidos fueran criticados a causa de sus innumerables crímenes, como la orquestación del golpe de estado que derribó a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 o su apoyo al abortado golpe contra Hugo Chávez en la primavera de 2002.

Pero Allende es hoy en día despreciado por una gran parte de los chilenos, a consecuencia de una larga y exitosa campaña de lavado de cerebros. Chávez ya no es aclamado como un gran reformador, amigo de los pobres y único dirigente suramericano verdaderamente valiente y democrático. Muchos en Chile, aún aquellos que se consideran izquierdistas aceptan la propaganda de la derecha que presenta a Chávez como un demagogo populista y tirano potencial.

La hostilidad de los intelectuales suramericanos hacia los Estados Unidos deriva de su tierna admiración por todo lo europeo, fundamentada en el deseo de sentir un complejo de superioridad cultural europea más que en una verdadera oposición a la política exterior estadounidense. En América del Sur son de origen europeo, poseen pasaporte europeo (obtenido gracias a su ascendencia) y buscan desesperadamente mostrar su identidad europea al resto del mundo.

Muchos de estos pseudo izquierdistas no están verdaderamente contra los Estados Unidos, están contra todo lo que sea americano, malo o bueno, desde el Big Mac hasta las culturas originales de los pueblos indígenas del continente suramericano.

Si no se mencionan los saqueos, las violaciones y las matanzas perpetradas por Europa en América Central y del Sur, si no se habla de los dirigentes racistas de origen europeo que todavía controlan a la mayor parte de los países latinoamericanos ya sus economías, señalar a la política de los Estados Unidos como la única responsable de la situación actual está totalmente fuera de lugar.

Resulta notable destacar que muchos intelectuales latinos, siempre listos para burlarse del "Big Brother del Norte" y a señalarlo como el único culpable, son reacios a oponerse seriamente al nuevo orden mundial. Sus peores pesadillas tienen que ver con gente como el presidente venezolano Hugo Chávez que toma en cuenta los sufrimientos de los pobres que no son precisamente blancos.

La política exterior de los Estados Unidos con relación a América Latina no deja de ser reprobable desde hace decenios y hasta de siglos. Puede definirse en una sola palabra : terrorismo. Pero nuevamente, no son ellos los que inventaron la ruedan los únicos que se acomodaron en el carro. Ni sus peores excesos han logrado igualar los excesos que llevaron al exterminio al 20, al 50 % o al 100% de la población de los territorios de sus actuales colonias como sucedió en Grenada durante la invasión francesa del siglo XVII.

Eduardo Galeano escribió en "Las venas abiertas de América Latina" que "España era dueña de la vaca, mientras que Europa bebía su leche".
Los datos geopolíticos han cambiado. Estados Unidos y sus empresas poseen hoy en día gran cantidad de vacas, incluida América Latina. ¿Pero no se escucha acaso ese ruidito de succión satisfecha que llega desde Europa y desde el Extremo Oriente ? Mientras se acusa frecuentemente a Japón de obstinarse en no disculparse públicamente ante Corea y ante otros países que sufrieran su ocupación antes y después de la segunda guerra mundial. Europa continúa feliz con su vergonzoso pasado. Pero si solo fuera el pasado, vaya y pase, pero impuso al mundo la ley que sentó las bases de la actual estructura de poder global y presidió la fundación del orden mundial que conocemos como imperialismo estadounidense y una mundialización cultura de sentido único.

Resulta notable que solo recientemente se hayan puesto en tela de juicio las justificaciones europeas. Casi nadie ni en Europa ni en los Estados Unidos se desvela por saber porqué cuatro de los cinco países que integran el Consejo de Seguridad de las UN - Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos - han sido y lo son aún en cierta medida potencias coloniales sin ningún mandato moral para decidir lo que es justo o no en el mundo.

Cuando se prepara la invasión a Irak sobre la base de alegatos no confirmados de que este país posee armas de destrucción masiva, se supone que el mundo debe sentirse tranquilo aún sabiendo que las potencias occidentales como Gran Bretaña, Rusia, Francia y los Estados Unidos, se hallan sentados sobre grandes arsenales de dichas armas y lo que además abiertamente reconocen. ¿Quién les otorgó mandato a estos cuatro países para que sean los únicos dueños del mundo cuando en un no muy lejano pasado aterrorizaron a docenas de países y de regiones ?

La respuesta es evidentemente "nadie". Pero, curiosamente todo lo justifica un dogma confuso y la creencia popular en el Oeste de que todo está avalado por algunos siglos de reinado colonial europeo. El producto terminado es la convicción de que definir la "civilización" y por sobre todo decidir que es justo y qué no lo es debería resolverse en las capitales europeas y pasado algún tiempo en Washington, más que en ninguna otra parte del resto del mundo.

Los que han padecido masacres por parte de franceses, ingleses, estadounidenses o rusos deberían reservarse el derecho de realizar un golpe preventivo fundamentado en el temor y la legítima preocupación de ser nuevamente víctimas tal como en el pasado ? Esto sería ciertamente impensable. Se definiría como terrorismo Nadie más que nosotros, nadie más que el Oeste puede tomar tan importantes decisiones.

Actualmente países geopolíticamente incorrectos como Gran Bretaña, Rusia y Francia (¿hay algo que los convierta más importantes que otras naciones no occidentales que la sola inquebrantable convicción de su superioridad cultural y racial ?), países que no representan a nadie más que así mismos, se sientan en el Consejo de Seguridad al solo efecto de asegurarse que serán escuchados. Otras naciones mucho más grandes u otros bloques culturales y geográficos no tienen voz en la toma de decisiones de nivel mundial.

¿Porqué Francia con alrededor de sesenta millones de habitantes tiene derecho de veto a las resoluciones de las Naciones Unidas mientras que la India, con más de mil millones no lo tiene ? ¿Por qué el voto de Gran Bretaña vale más que los de América latina y África juntas ?

Teniendo esto en cuenta ¿puede decirse con certeza que el mundo está dominado por los Estados Unidos o deberíamos admitir con mayor precisión que una confraternidad de naciones occidentales gobierna el mundo como lo ha venido haciéndolo durante siglos ?

Es una cofradía que gobierna al resto del mundo en virtud de su control sobre el Consejo de Seguridad de la ONU, como también sobre la economía y la cultura mundiales. Controla la lingüística contaminando los idiomas con palabras como libertad democracia, independencia, palabras que han perdido sentido pero que suponen seguir definiendo la superioridad occidental ; controla de esta forma múltiples dominios. Es una cofradía cuyas raíces culturales, políticas e imperialistas están firmemente ancladas en el viejo continente.

Recientemente España celebró los 500 años del descubrimiento del "Nuevo Mundo" - en realidad uno de los capítulos más sádicos y perversos de la historia de la humanidad. Cuando la conquista española a las naciones colonizadas se les ofreció la elección antes citada : Estad con nosotros (convertíos en nuestros esclavos y abandonan para siempre vuestro libre albedrío) o poneos contra nosotros (y seréis torturados hasta morir o ejecutados).

Los franceses se aferran siempre a su idea de un mundo francófono - leed "los lugares del mundo en que la lengua francesa ha sido metida a presión en la garganta de los pueblos colonizados"

En Hanoi donde escribo estas líneas, estoy viendo desde mi ventana un ángulo de la cárcel central, actualmente convertida en monumento nacional como homenajes a las víctimas de las brutales torturas y de las persecuciones perpetradas por los colonizadores franceses sobre los autóctonos. Como en tantos otros lugares colonizados por los europeos en Indochina fuimos desposeídos de nuestra dignidad, robados y reducidos a servidumbre. Pareciera que todo el mundo recuerda la atroz brutalidad de las fuerzas armadas estadounidenses en Vietnam, pero casi nadie quiere recordar el terror sembrado por los franceses en Indochina. Evidentemente ya nadie habla francés en Vietnam, excepto algunos viejos. La ingenuidad de los franceses sería conmovedora si no fuera tan monstruosa : ¿cómo puede un país torturar, masacrar y robar durante décadas para luego preguntarse porque nadie quiere aprender el idioma de ese país ?

Las tímidas críticas a la actual política exterior de los Estados Unidos, emitidas por los intelectuales europeos, no aliviaran el peso de la responsabilidad que debiera sentir el viejo continente por el actual estado del mundo. Durante siglos el mundo fue asaltado por la codicia europea, un pequeño continente que se enriqueciera a expensas de los demás. Después de la segunda guerra mundial los Estados Unidos reemplazaron a Europa en su papel de dueña del mundo ; aunque se perciban algunas mejoras, no quedan dudas de que la situación sería aún peor si Europa hubiera conservado el control del mundo.

Pensad en las decenas de millones de víctimas de América Central y del Sur, del Caribe, del Africa, del Cercano Oriente y de Australia provocadas por la primera y segunda generación de inmigrantes europeos ; la guerra de los cien años, la de los treinta años, la primera guerra mundial, el Holocausto y la segunda guerra mundial.

Este es solo un breve resumen de la cara oscura de la gloriosa civilización occidental bajo las hordas europeas. Nada más que en el siglo XX, cientos de mujeres, de hombres y de niños fueron asesinados en guerras y conflictos y en el Holocausto.

Noam Chomsky llama a los Estados Unidos "un engendro europeo" : a pesar de su pretendida diferencia cultural, los Estados Unidos se basan casi exclusivamente sobre valores occidentales y cristianos.

El Presidente Bush es un cristiano fundamentalista, no es un erudito musulmán o un budista. El senado estadounidense se parece aún a un club exclusivo de muchachos blancos y ricos Habría que preguntarse cuántos representantes del Congreso han sido influenciados por la filosofía de Confucio, cuántos han estudiado el shintoismo o el Islam. ¿Cuántos jueces de la Corte Suprema estudiaron el thaï, el suahilí, el quechua o el mandarín ?

Todos los miembros del vagamente definido como club de los países ricos (llamado OCDE o como ustedes quieran y que reúne a los Estados Unidos, Canadá, Europa occidental y central, el Japón, Singapur, Hong Kong, Australia y Nueva Zelanda) tienen más o menos idénticos intereses globales. Las críticas de sus aliados a la política exterior de los Estados Unidos, aunque se manifiesten, son tibias y sirven en su mayoría a intereses domésticos de corto plazo, como en oportunidad de las elecciones alemanas, por ejemplo.

Los Estados Unidos actúan a favor de los intereses de los miembros del club de los países ricos y contra los de la mayoría de los países del mundo que permanecen pobres y controlados por lo general por gobiernos "bandidos" amigos de los intereses comerciales del mundo de los ricos.
Los Estados Unidos gozan del apoyo caluroso del establishmen político y económico de Europa y de la mayor parte de los países ricos de Asia.

Cuando los Estados Unidos prefieren desempeñar abiertamente su papel, los demás países reinantes se muestran mucho más discretos. La invasión estadounidense a Irak, la guerra del Golfo, fue financiada por Japón y Alemania, países que prefirieron contribuir con efectivo antes que enviar combatientes.

Con el objeto de crear ciertamente la ilusión de una democracia global y de una mayor diversidad política e intelectual, algunos gobiernos europeos manifiestan de tiempo en tiempo su desacuerdo con la política exterior de los Estados Unidos. Estos disensos generalmente duran solo pocos días hasta que Estados Unidos vuelve a prometerles apoyo y amistad eterna.

Tan brutales como fueren las agresiones estadounidenses - ya sea en Vietnam, Laos, Camboya o Granada o indirectamente en el Salvador, Guatemala, Chile, Nicaragua u otros países - ningún país rico de Asia o Europa ni ningún otro miembro de los partidos ricos del mundo, ha concurrido en ayuda de las víctimas inocentes. Hasta las raras condenas diplomáticas a los actos terroristas estadounidenses han sido extremadamente vagas.

El mundo rico tiene intereses comunes y los persigue de manera constante y despiadada. El mundo pobre que conforma la aplastante mayoría del planeta, también tiene intereses comunes pero no puede defenderlos efectivamente. Son los Estados Unidos los que abren el fuego y sus aliados quienes cargan y recargan los fusiles. Llámese a esto "sociedad", "cooperación" o cualquier otro término que le plazca, el resultado es el mismo : un grupo y no un solo país impone la dictadura mundial.

Los Estados Unidos no son los únicos responsables de la actual dictadura global. Son solo los más visibles. Son ellos quienes asumen la mayor parte de las amenazas verbales y los ataques. Ellos se ocupan por lo general del sucio oficio militar. Tienen quienes les redacten los discursos y miembros increíblemente malvados en el gobierno, como Rumsfeld, un hombre que, si se lo permitieran, podría atentar gravemente contra la integridad física y mental de otro ser humano.

Los Estados Unidos están todavía demasiado compenetrados de sí mismos y muy apurados por vanagloriarse de su poder ante el resto del mundo. Europa es vieja y mucho más cínica. Conoce el juego. No usa palabras superfluas, no envía soldados sin necesidad. Mientras su joven amiga transatlántica se hace cargo de los gritos y los bombardeos, Europa se concentra en su actividad favorita : hacer y ganar dinero.

Pero no seamos inocentes. Si estuviera amenazado, si su poder se viera comprometido, si se pudiera en tela de juicio su lugar en el mundo, el viejo continente se activaría para defender lo que cree su derecho a mantener su posición privilegiada.

El mundo está cada vez más dividido entre ricos y pobres, entre poderosos y desvalidos, entre los que sufren y los que hacen sufrir a otros. La responsabilidad sobre esta situación moralmente condenable pesa por parte iguales sobre el viejo y el nuevo mundo. El capítulo más brutal de la codicia y del terror humano comenzó durante la conquista de lo que actualmente es México. O talvez haya comenzado en las galerías malditamente frías de las minas de plata, en lo alto de los Andes, de Potosí. O tal vez aún antes. Y continúa hasta ahora.

Antes de la conquista española el Imperio Inca no era perfecto. Va de suyo, ninguna sociedad puede serlo. Lo mismo que está lejos de la perfección el Irak de Saddam Hussein. Pero nosotros no teníamos ni tenemos ningún derecho ni antes ni ahora de invadir otros países, de matar hombres y mujeres, de cambiar sus gobiernos, de imponerles nuestros intereses.

Luego de siglos de cooperación entre las antiguas potencias coloniales y las nuevas, Europa tiene una ocasión única de mostrar que es diferente, que ha cambiado, que se arrepiente de su pasado y que desea ir ayuda de los indefensos. Si puede decirle "No" a los planes de guerra de los Estados Unidos en lugar de usar un lenguaje diplomático demasiado vago para ser comprendido, será posible creer en el pluralismo, en un mundo que no sea ya dominado por una ideología única o por intereses unilaterales.

Si Europa participa del ataque a Irak o se queda en el límite como lo hizo en Indochina o en América Central durante el reinado del terror de los Estados Unidos, deberá asumir la misma responsabilidad moral que su engendro, los Estados Unidos.

Traducción : Susana Merino

Zmag. Usa, Diciembre 2002.

* André Vltchek es un escritor estadounidense que creció en Praga.
Trabajó para varios diarios y revistas europeos, latinoamericanos y asiáticos, cubriendo la mayor parte de las veces guerras y conflictos.
Es actualmente Redactor Jefe del periódico virtual WCN
http://www.worldconfrontationnow.com/ Vive en Vietnam y en Japón

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