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19 novembre 2002

Vientos clasistas en la CTA

Hacia el 6º Congreso

 

Varias organizaciones sindicales

"Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros : lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno : hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos, así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que "participemos". Les decimos : ya hemos participado, y no como ejecutores, sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos. No queremos ya esta clase de participación. Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar, en el punto donde otros la dejaron, las viejas banderas de lucha."
Mensaje de la CGT de los Argentinos, 1º de Mayo de 1968

En el marco de una de las mayores crisis de nuestra historia, la CTA marcha hacia su VI Congreso Nacional a realizarse los días 13 y 14 de diciembre del corriente. Un largo recorrido separa al próximo Congreso del primer encuentro realizado en Rosario en 1992 y que diera origen al CONGRESO DE TRABAJADORES ARGENTINOS. La aparición del CTA, que en su documento fundacional expresaba : "Este nuevo espacio de unidad de los trabajadores se plantea como independiente de los partidos políticos, del estado y de los patrones, por lo tanto autónomo. Así lo ofrecemos hoy desde su misma fundación, al conjunto de los sectores comunitarios como espacio de referencia sindical para una estrategia de poder nacional, capaz de transformar en demandas políticas los conflictos sociales que cotidianamente sacuden a nuestro pueblo" ; concitó las esperanzas de miles de luchadores sociales de todo el país, que se aprestaban a un largo período de resistencia a los planes privatistas neoliberales de la década menemista.

"En este marco - seguía diciendo el documento - los trabajadores y el pueblo todo, serán artífices de su propio destino y nunca más los instrumentos de la ambición de nadie".

En ese espíritu, como parte de los que nos proponemos desarrollar un modelo sindical basado en las mejores tradiciones de organización y lucha de nuestra clase, debemos darle gran importancia a este debate, y actuar con decisión por lograr una salida a la crisis favorable a los intereses de los trabajadores.

La CTA como un reflejo de la clase trabajadora

El desprestigio del sindicalismo en nuestro país es bastante viejo, alimentado desde adentro y desde nuestros enemigos de clase. Ya el programa de la CGT de los argentinos, planteaba que para vergüenza nuestra era cierto que había dirigentes sindicales corrompidos que vivían como empresarios. Por eso el surgimiento de la CTA nos daba la esperanza de desarrollar una construcción que permitiera recuperar la organización de los trabajadores para la lucha, con o sin los viejos aparatos sindicales. Se podría decir por eso, que el surgimiento de la CTA fue un reflejo de nuestra clase.

Lentamente se fue consolidando y desarrollando su propia identidad, buena parte de ésta en la lucha contra el menemismo, en las luchas provinciales, contra las privatizaciones, contra la jubilación privada, la reforma laboral, e innumerables jornadas más.

Al mismo tiempo creaba nuevas formas organizativas : unificación, a través de la afiliación directa, de trabajadores ocupados y desocupados, activos y jubilados, con estabilidad o sin ella ; elección directa de las autoridades de la central ; congresos masivos y de amplia participación.

Ese reflejo de clase se ha consolidado en una organización nacional que ahora llega a su sexto congreso. Al mismo tiempo la lucha política y social en nuestro país se ha agudizado a niveles pocas veces vistos. La profunda crisis que atraviesa la sociedad argentina, se da a su vez en el marco de una crisis global del capitalismo. Son tiempos difíciles que piden definiciones claras. La joven central que integramos y ayudamos a construir, carga con méritos, pero debe decidir si profundiza sus definiciones de clase o deja pasar la oportunidad de ponerse a la cabeza de la reconstrucción de la unidad de la clase trabajadora argentina. Edificando dicha unidad, no desde una mera sumatoria cuantitativa de sectores o grupos sindicales, sino sobre el desarrollo de la conciencia de clase de los trabajadores, de sí mismos y sus propios intereses.

Una concepción de clase

Nos preguntamos cuál es la meta última de la lucha de los trabajadores : ¿vender mejor su fuerza de trabajo ?, ¿tener una mejor condición de vida ?, sin duda han sido y son objetivos del movimiento obrero. Sin embargo, luego de años de luchas nos encontramos con que la miseria y el hambre que produce el capitalismo siguen entrando en la casa de los trabajadores.

La gravedad de la crisis social, económica y política que atravesamos, producto de un sistema que se basa en la explotación de los trabajadores, nos lleva a recordar que el fin último de nuestra lucha debe ser terminar con la explotación, entendida como el mecanismo por el cual el empresario se apropia de la producción colectiva de los trabajadores, la apropiación privada de lo que se produce colectivamente, mecanismo que enriquece a unos pocos y empobrece a la mayoría.

Partimos de que la crisis que atraviesa nuestro país, y golpea a los trabajadores ocupados y desocupados en especial y al pueblo en general, es una crisis orgánica, integral, global. En este marco nos parece central definir el rol de una Central de Trabajadores que se autodefine como "portadores de una concepción que asume que sin una clase trabajadora decidida a construir su propio destino será difícil alumbrar un nuevo camino en la argentina". Nosotros decimos que más que difícil, imposible. Con esto planteamos que la única clase capaz de llevar adelante un proyecto de liberación es la clase trabajadora, a la cabeza de todos los sectores populares oprimidos.

Una Central que conciba a los trabajadores como protagonistas históricos debe reconocer como contradicción principal la que se expresa entre capital y trabajo, y además que en nuestro país esa lucha de clases se viene expresando sin una dirección política y sindical que vertebre, en términos nacionales, las estrategias y tácticas de las distintas expresiones, niveles y formas de organización de todas las fuerzas populares.

Pensamos que en esta hora de definiciones la CTA, debe discutir en profundidad estas ideas, debe asumir que el objetivo de los trabajadores es terminar con la explotación, y sobre esta base reconstruir la unidad de los trabajadores, no ya como sumatoria sino como salto en calidad.

El documento que la Mesa Nacional de la CTA elaboró como base para este Congreso, nos merece la opinión que no mira la realidad a través del cristal de la clase, entendido como la lucha contra la explotación, y opinamos que si no adopta una mirada desde los trabajadores, los objetivos que plantea no van a contribuir a que los trabajadores podamos romper las cadenas de hambre y miseria con que nos someten los grandes empresarios, los banqueros y los organismos financieros internacionales.

Lejos aún, nos pueden conducir a nuevas frustraciones.

La CTA hoy

El mencionado documento, pese a su título "Construir la unidad del campo popular", tiene un eje prácticamente excluyente : la formación de un partido, que represente un nuevo momento del movimiento nacional. Se trata de un documento de índole superestructural (es decir que refleja determinada correlación de fuerzas al interior de su dirección), que confunde sus propias necesidades con las del campo popular. Sobre la propuesta de construir junto con otros el movimiento político social, no puntualiza quiénes son esos otros, o sea, quiénes conformarían la nueva coalición política y social que pregona. Tampoco dice cuáles son nuestros intereses de clase. Sin duda, hacerlo implicaría definiciones programáticas de mayor envergadura que las consignas símbolo que propone al final (shock distributivo, presupuesto participativo, caducidad de todos los mandatos, remoción de la Corte Suprema, replanteo de la relación con el mundo, rechazo a los condicionamientos del FMI, no al ALCA, sí al Mercosur, suspensión de los pagos de la deuda externa). Ninguna de esas medidas, algunas progresivas, expresan nuestros intereses de clase, entendidos estos como los intereses históricos de la clase trabajadora, que no pueden ser otros que la abolición del régimen de explotación del hombre por el hombre. Es decir, no se plantea una perspectiva estratégica anticapitalista.

Cuál ha sido la política

Desde el último congreso en el año ’99, la central desarrolló como eje de su política la lucha contra la pobreza, entendiendo como objetivo de la misma, que no haya "ningún hogar pobre en la Argentina". Desarrolló así la marcha grande desde Rosario, que fue un logro en el marco de esa política. En la continuidad de la misma realizó las caravanas al interior y luego la consulta popular que reunió 3.000.000 de votos a favor de la propuesta de la CTA por el seguro de empleo y ningún hogar bajo la línea de la pobreza.

Intervino en todos los paros nacionales, convocando en conjunto con las otras organizaciones gremiales. Y llamó sola en oportunidad de los asesinatos en el puente de Corrientes (dic. 99), en agosto del 2001 (en el marco de la segunda jornada de cortes de la asamblea piquetera), y el 29 mayo de este año, logrando con la realización de centenares de cortes una enorme protesta que mostró la potencialidad de convocatoria que tiene. La CTA en la calle, es la mejor arma de la central. Y donde sin duda se mostró más claramente la fuerza de la CTA, ha sido en las luchas provinciales, la presencia en estos conflictos le dio a la central una sostenida acumulación de fuerzas.

Su intervención en las denuncias por las violaciones de los derechos humanos, la diferenció con claridad del sindicalismo empresario.

Pero hay una realidad que no podemos eludir. La central tenía planteado no participar de las elecciones partidarias, sin embargo por distintas vías numerosos y reconocidos dirigentes de la CTA lo han venido haciendo. Una parte importante integró así la Alianza, y otros apostaron a ella para derrotar al menemismo electoralmente, y lo sintieron como un triunfo. Entendemos que esa apuesta, que alentó expectativas en políticos que no defienden nuestros intereses y quedó a la deriva al renunciar el Chacho Alvarez, limitó la disposición combativa de la central. Y lo que es peor, a pesar del marcado signo antipopular y represivo del gobierno de De la Rúa, algunos dirigentes de la Central, fueron candidatos de la alianza sólo 2 meses antes de la rebelión popular, y después del "que se vayan todos", seguían aferrándose a sus sillones. Estas conductas se fundan en la idea de sostener la gobernabilidad y no en fortalecer la organización autónoma y la lucha de los trabajadores. En esa visión de la política se encuentra el germen del porqué la central no jugo el papel activo que los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre pasado le demandaban.

Debatir en profundidad sobre los resultados objetivos de esas decisiones políticas, es una necesidad vital para la CTA que está ausente en el documento de la Mesa Nacional. Y estamos seguros que sin crítica y autocrítica, sin balance de lo actuado, no se puede avanzar.

Lucha de clases, lucha de calles

La dirección política de la Central en lo referente a la lucha de masas y lucha de calles combinó aciertos y errores, algunos de ellos graves. Entre los primeros están, haber diseñado y organizado la Marcha Federal (un hito en la expresión de lucha en la historia de nuestro pueblo y en específico contra el menemato), o sin irnos tanto en el tiempo, las asambleas piqueteras de La Matanza y el plan de cortes coordinados del 2001 (que elevó el nivel de la lucha social, sobretodo en el Gran Buenos Aires), como también el ya mencionado paro del 29-5. En las antípodas, como analizamos más adelante, está la actitud de la dirección de la CTA en los sucesos del 19 y 20 de diciembre.

Párrafo aparte merece el conflicto estatal en la Provincia de Buenos Aires, que en agosto, especialmente entre los docentes, alcanzó picos enormes de lucha y combatividad, con multitudinarias movilizaciones y escraches, que se desmoronaron cuando el Suteba levantó el paro general. Luego de esas jornadas que incluyeron una gran concentración frente a la Gobernación el 23 de agosto, la dirección de la CTA Provincia y de cada uno de nuestros gremios estatales, carga con la responsabilidad de no haber podido llevar adelante un plan de lucha unificado basado en el protagonismo democrático y unitario de todos los trabajadores. Eso le permitió a Ruckauf, que hasta esa gigantesca movilización estaba contra las cuerdas, sobrevivir hasta su fuga en diciembre. Él se tuvo que ir, pero el pago en bonos y el atraso salarial, lo seguimos sufriendo hasta hoy.

En cuanto a la lucha contra la pobreza encarada desde la central, no puede decirse que haya logrado objetivos concretos ; peor aún, la misma se ha extendido notoriamente. El plan "jefes" de Duhalde, que llega a una mayor cantidad de personas, si bien pudo estar influido por esta campaña, está lejos de la propuesta del Frenapo.

Vayamos al 19 y 20 de diciembre. El 19, por ejemplo, la policía provincial reprime en La Plata, en la Legislatura, una marcha convocada y organizada por la Central (con la concurrencia de estatales, docentes, judiciales, trabajadores de astilleros Río Santiago, estudiantes) encuentra a la misma en una actitud por demás asombrosa : mientras en el acto realizado frente a la gobernación se convoca a la Plaza de Mayo a "sacar al gobierno de De la Rúa", en el trayecto de La Plata - Plaza de Mayo, "se cambió la decisión". Decisión que el pueblo de la ciudad de Buenos Aires y de gran parte del Conurbano Bonaerense no cambiaría horas después, lanzándose sin dudar a la calle en uno de los más espectaculares cacerolazos provocando esa misma noche la renuncia de Domingo Cavallo.

El día posterior, 20 de diciembre, desde temprano el pueblo se vuelca a la calle rechazando la represión en puntos simbólicos : la Plaza de Mayo, el Obelisco, el Congreso. Algunas organizaciones salen a la calle de forma decidida, como las Madres de Plaza de Mayo en la pirámide (tempranamente reprimidas), los motoqueros, diversas organizaciones de base de nuestra Central, grupos piqueteros, varios partidos de izquierda, varias agrupaciones de trabajadores sin la "expresión orgánica" de su sindicato. Y fue nítida la presencia de miles de jóvenes y ciudadanos sueltos, sin dirección que los organizara ni convocara desafiando al gobierno de De la Rúa, (el mismo que había tenido "ministros progresistas") al grito de "¡Que boludos, el Estado de Sitio se lo meten en el culo !".

La actitud asumida por la conducción de la CTA fue lamentable : primero llamó a parar sin movilización ; a mediodía, concentró cerca de Congreso y, tras una primera oleada de gases, marchó a refugiarse a la sede del FRENAPO y luego a la de ATE, contrastando con la tradición combativa de 100 años de luchas obreras, la de los mártires de la Semana Trágica, los descamisados del 17 de octubre, de la resistencia peronista, los presos del plan Conintes, el Cordobazo y luchadores como Tosco, Salamanca, Di Pasquale, Sebastián Borro, Isauro Arancibia, Marina Vilte, Raimundo Villaflor o muchos de los miles de compañeros que en distintas etapas de lucha no dudaron que su lugar estaba en la calle para enfrentar la represión y el asesinato de los hijos del pueblo.

En dos días se esfumaron los 3 millones de votos de la consulta que, de tener la CTA otro papel el 20/12, podrían haber sido la base para darle a la crisis una perspectiva contra los que concentraron la riqueza y a favor de los que menos tienen. La CTA tenía reconocimiento social suficiente para hacerlo.

El 26 de junio : Una actitud similar se volvería a repetir con los asesinatos del día 26-6 en el Puente Pueyrredón. Nuevamente la duda ganó a la conducción de la Central y lo que habíamos avanzado con el paro del 29 de Mayo, se escurrió como agua entre los dedos. Las públicas polémicas previa y posterior a los acontecimientos de Avellaneda, desnudaron las contradicciones de la central. Es inadmisible que dirigentes de la mesa nacional de la CTA, hagan distinciones entre piqueteros "con o sin capucha", "buenos o malos", que en última instancia apuntalan la campaña del gobierno y los medios para justificar la represión. La dirección de la Central, estamos seguros, no tendría que haber dudado en movilizar inmediatamente, ya que la represión del gobierno de Duhalde estaba destinada contra todo el movimiento popular y no solo contra la Verón, como así lo muestran las crecientes amenazas y ataques a nuestros locales y militantes.

La Central debe tener una clara definición frente al tema de la represión y la lucha de calles : un trabajador muerto por el estado terrorista debe encontrar una respuesta inmediata tanto en términos de principios de clase como de respuesta política. Sólo a manera de ejemplo recordamos cuál fue la actitud de nuestro pueblo en dos situaciones similares : el 27 de junio (día posterior al asesinato de Kosteky y Santillán) y, años atrás, luego del asesinato de Teresa Rodríguez en Neuquén, donde la declaración de paro de la CTERA concitó en ese momento una movilización masiva que excedió ampliamente a los docentes. Las declaraciones y los actos posteriores, tienen un valor emotivo que no debemos descartar. Pero la respuesta política inmediata debe ser ganar la calle. No se puede pretender motorizar un nuevo "Movimiento Político y Social" sin participar ni convocar a la protesta popular cuando la situación lo exige.

La situación de los trabajadores

En esta etapa del capitalismo mundial, nuestro país se ha convertido en una colonia sin otro destino que satisfacer las exigencias de los centros económicos internacionales.

Y en ese marco, está claro que hemos sido los trabajadores los más perjudicados en estos duros años de ofensiva del capital financiero y los grupos económicos. La concentración de la riqueza ha sido fabulosa y se basó no solo en negociados financieros o en incorporación de nuevas tecnologías. Si hay un signo distintivo de este proceso regresivo ha sido y sigue siendo, precisamente, el notable aumento de la explotación llevado adelante por las patronales. Decimos esto porque la hiperdesocupación ha jugado su histórico papel de empujar hacia abajo el salario, pero por su magnitud, al sembrar terror al despido, permitió a las empresas multiplicar la productividad y las ganancias como nunca antes, sobre la base de precarizar las relaciones laborales, incrementar ritmos y horarios de trabajo y exigir mayor esfuerzo físico y mental a los trabajadores, disponiendo de una gran cantidad de medios para quebrar su resistencia. A tal punto esto es así, que hoy nuestra clase soporta al mismo tiempo los salarios más bajos y la mayor desocupación junto con la mayor sobreocupación (cantidad de horas trabajadas por hombre) de la historia.

La merma del poder adquisitivo del salario desde el ’75 hasta la caída de De la Rúa ha sido gigantesca, pero solo en lo que va de diciembre a la fecha, los sueldos han perdido alrededor del 50% de su valor real. Los precios que más han crecido, son los de la canasta básica de alimentos y los medicamentos, afectando más a los asalariados de menores ingresos. Mientras tanto, en este breve lapso, para las transnacionales y los grandes grupos (que todos estos años disfrutaron del festín de la deuda externa y del remate de nuestro patrimonio), el "costo" salarial de un trabajador se les redujo en dólares a menos de la tercera parte, en tanto que casi cuadriplican el valor de venta en pesos de sus exportaciones.

Al mismo tiempo, se desmanteló la seguridad social, cada vez es menor el acceso a la salud pública y a la educación, y los servicios públicos privatizados alcanzaron el nivel tarifario más alto del mundo.

Esto reafirma entonces que, la finalidad última de los crímenes de las 3 A y la dictadura militar, de los cantos de sirena "democráticos" del alfonsinismo o del festival de la corrupción que se evidencia desde el menemismo a la fecha, tuvieron como objetivo central asegurar a la clase empresaria una explotación del trabajo asalariado sin precedentes en el país. Y, con la colaboración desembozada de nuevos y viejos burócratas sindicales, hacen del lugar de trabajo, aquel en el que se ejerce una feroz dictadura.

Por eso, definir en forma clara y precisa un perfil de Central y una política sindical de los intereses de clase de los trabajadores es hoy crucial.

Y dentro de ella es vital, como parte del combate contra la explotación, la lucha por la recuperación del salario, por el reparto de las horas de trabajo y por una política de creación de trabajo genuino aprovechando la capacidad industrial ociosa instalada. Defender las condiciones y medio ambiente de trabajo y la prevención de los riesgos laborales ; el sistema jubilatorio y la seguridad social, que haya políticas de prevención y salud, políticas alimentarias, educativas, de género, de protección a la niñez y a la vejez, de respuesta a las necesidades de integración laboral y en todos los órdenes de los discapacitados, son cuestiones centrales y cotidianas que padecemos los trabajadores. Tanto como establecer claramente si la Central levanta como un fin en sí mismo la bandera de la "distribución" de la riqueza o se plantea la necesidad de clase de establecer el centro de la cuestión alrededor de la propiedad y el control de los medios de producción en manos de los trabajadores. El poder económico de nuestro país puede retroceder y hasta darse el lujo de perder parte del poder político que hoy ostenta. Pero defenderá contra viento y marea el origen de ese poder político que es su poder económico. En ese sentido, cobran mucha importancia los procesos recién iniciados de las ocupaciones y puesta en funcionamiento de las fábricas vaciadas por sus patronales en los que la CTA ha estado ausente, a pesar de ser probablemente una de las experiencias más ricas de los trabajadores ocupados en esta etapa.

La definición de ese perfil dotará a la Central de un piso de certezas nacidas desde nuestra clase que tenga siempre a los trabajadores como protagonistas, ayude a organizar a los que no tienen pertenencia a alguna orgánica e intervenga ante aquellos que sí la tienen.

Pero nada de todo esto podrá hacerse si la CTA no reconoce el grado de desarrollo de su fuerza y base social acabadamente. No hay dudas que, por todo lo expuesto, "la fábrica es un espacio hostil" para que los trabajadores organicemos la defensa de nuestros derechos (y de hecho siempre lo fue). Pero precisamente por eso, si no queremos renunciar a ser una central que dispute la dirección de todos trabajadores, es indispensable resolver esas dificultades.

Por eso, tener una política para ganar en presencia de los trabajadores industriales es un factor a la que la Central debe abocarse de manera decisiva. Está claro que no hablamos de la llegada a las cúpulas entreguistas, sino precisamente de contribuir a organizar desde la base, la disputa contra la ofensiva patronal y las direcciones burocráticas.

La CTA alberga como ninguna otra organización, la posibilidad de ofrecer una única organización a los trabajadores que las empresas dividen a través de tercerizaciones o distintos convenios colectivos y agremiaciones en una misma planta. Y esto no se lo ha trabajado o al menos, no se lo conoce. Una campaña de escrache a las patronales que no abonaron los decretados $100, o la lucha por el pago de éstos en el sector estatal, está al alcance de la mano de nuestra central, pero no lo estamos promoviendo. Apelar a la unidad de ocupados y desocupados, con piquetes convenidos con trabajadores de las plantas industriales o de servicios que incrementaron sus ganancias, para exigir puestos de trabajo, es otra posibilidad concreta. Y como ya hemos dicho, que CTA tome con fuerza el trabajo con las empresas ocupadas y puestas a producir por los propios trabajadores, también es una de las partes de esa política. Estos son algunos ejemplos de cuanto potencial alberga nuestra central y cuanto puede hacerse para ir quebrando la hostilidad del ámbito fabril.

Las fuerzas sociales

La relación con los trabajadores desocupados agrupados en distintas organizaciones piqueteras es otro tema que la Central debe analizar autocriticamente. En realidad es parte del mismo problema político conceptual que enunciamos con relación a los trabajadores industriales. La confluencia con todas las organizaciones piqueteras es una necesidad. Si la Central sólo tiene política para coordinar acciones con la CCC y la FTV deja afuera a corrientes de desocupados que están desarrollando ricas experiencias políticas y sociales, como Barrios de Pie, la Coordinadora Aníbal Verón, el MIJD, la UTD de Mosconi, el Bloque Piquetero, etc. Es importante marcar la emergencia de este tipo de movimientos sociales desde el ’99 a esta parte, y que se potencian luego de diciembre pasado, más allá de la central. Recordemos que las movilizaciones de repudio a los crímenes de Junio en la estación Avellaneda, lograron la adhesión de todos los sectores que luchan y empujaron al gobierno de Duhalde a adelantar las elecciones. En la figura de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, se resume la capacidad de entrega de los militantes de estos movimientos, una capacidad de entrega que cotidianamente tienen muchos militantes de nuestra central.

El otro problema que debe plantearse la CTA es una política para organizaciones tales como las Asambleas Populares, las que, si bien en algunos casos han visto reducida su concurrencia, siguen siendo una experiencia inédita y no agotada de participación popular en nuestro país.

Estamos convencidos que en la pelea hay que unir a nuestra clase y al mismo tiempo unirla con todos los sectores golpeados por la crisis. El documento de la Mesa plantea la "unidad a cualquier precio", pero en la realidad concreta esto no se plasma y no ha llegado a consolidarse un grado suficiente de "unidad en la acción".

La unidad del campo popular sólo puede lograrse en base a la paciente y enérgica tarea de articulación de la gran diversidad de demandas, con absoluto respeto por la autonomía y la autorganización de todos y cada uno de los movimientos sociales, y la participación en los movimientos populares espontáneos que surjan y planten su poder en la calle. Construir una nueva hegemonía de los trabajadores y el pueblo es lo contrario de pretender hegemonizar desde una fracción o un aparato los riquísimos procesos que se dan en el seno de los sectores populares. En ese caso la hegemonía sería impuesta, precaria y pasajera, y terminaría vaciando de contenido y de gente a las organizaciones que la misma población se dio.

Por la independencia política de los trabajadores

Coincidimos en la necesidad de avanzar de una etapa reivindicativa (en la cual fuimos víctimas de una grave derrota de la clase trabajadora argentina) a una etapa que ponga a la CTA a la cabeza de la lucha por las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales a favor de los trabajadores y el pueblo.

Pero creemos que este proceso podrá producirse sólo en la medida en que los trabajadores ocupados y desocupados encabecemos este proceso, democraticemos nuestras organizaciones y levantemos un programa propio que nos permita acaudillar el proceso de transformaciones que acabe con la miseria y desocupación del pueblo argentino. Las experiencias históricas de la clase trabajadora nos muestran que en la medida en que comprometamos nuestro destino a la cola de proyectos de partidos políticos patronales o de proyectos políticos iluminados, individualistas y mesiánicos, seremos nuevamente víctimas de desengaños y traiciones que nos continuarán enterrando en la desocupación, la miseria y la precarización de nuestra situación.

Democraticemos nuestras propias organizaciones

El proceso abierto el 20 de diciembre cuestiona no sólo la representación política, sino la propia representación de las organizaciones obreras. Tenemos que aprovechar la oportunidad del próximo Congreso de la CTA para replantearnos nuestros errores y defectos.

Si bien la constitución de nuestra Central fue un paso adelante en la recuperación por parte de los trabajadores de sus organizaciones, es necesario profundizar ese proceso y democratizar más nuestros sindicatos y nuestra CTA, recuperando los orígenes ampliamente democráticos del movimiento obrero argentino. Las asambleas deben ser las constructoras y organizadoras de nuestra central.

Proponemos impulsar la modificación de los estatutos de la CTA y de las organizaciones que la componen con las siguientes propuestas :

 Por la independencia política de la central y de sus organizaciones de los partidos políticos, las patronales y el estado
 Asambleas periódicas y pleno funcionamiento de los cuerpos de delegados en todas las organizaciones

 La toma de decisiones en la Central no debe limitarse a los Congresos ; debe basarse en propuestas y mandatos elaborados por las organizaciones de base y las instancias locales, regionales y provinciales de la CTA

 Participación en los congresos y otras formas organizativas en función del número de afiliados

 Elección directa y proporcionalidad directa de las conducciones

 Incorporación de las minorías

 Revocabilidad de los cargos por la mayoría de los afiliados

 Combatir la "profesionalización" y burocratización de los dirigentes, limitando su reelección ; que los mismos puedan y deban volver a su puesto de trabajo y si están en uso de licencia, cobren lo mismo que en su trabajo.

Por un programa de los trabajadores y del pueblo
Un proyecto que parta desde los intereses de los trabajadores, exige construir poder para enfrentar al bloque dominante y sentar las bases de un nuevo estado, un estado de los trabajadores y el pueblo.

En ese camino, la lucha por reivindicaciones económicas, más inmediatas de nuestra clase, no sólo no es contradictoria con la lucha por objetivos políticos más elevados sino que está lejos de ser calificada con el mote de "lucha sectorial o corporativa". Es un arma para que los trabajadores avancemos, desde nuestra experiencia de enfrentamiento concreto, en nuestra conciencia y organización.

En ese sentido debemos pelear, entre otras reivindicaciones, por :

 Aumento de salarios para los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados.
 Seguro de empleo y formación para todos los desocupados.

 Reducción de la jornada laboral sin afectar el salario, para crear más puestos de trabajo.

 No a las suspensiones y los despidos. Empresa que cierra, empresa que los trabajadores deben poner a producir.

 Apoyo a las fábricas recuperadas por los trabajadores, bajo la forma en que los trabajadores resuelvan

 Plan de obras públicas, viviendas y políticas productivas apoyadas desde el estado.

 Ningún hogar con hambre, planes sociales y alimentarios.

 Integración laboral y social plena de los discapacitados.

 Defender la salud y la educación públicas y gratuitas.

 Obras sociales dirigidas por los trabajadores por elección directa, independientes de los sindicatos.

 Reestatización del sistema jubilatorio, con participación democrática de trabajadores activos y pasivos.

 Baja de precios de la canasta familiar, medicamentos, alquileres y tarifas de transportes y servicios públicos, acorde a los ingresos de los trabajadores.

 No más políticas de ajuste en el Estado.

 Basta de represión. Desprocesamiento y libertad inmediata a todos los perseguidos por luchar.

 Anulación de la Obediencia Debida y el Punto Final. Castigo ejemplar a los responsables del genocidio y de todos los crímenes contra los trabajadores y el pueblo. No al "gatillo fácil".

Entre los principales objetivos programáticos de los trabajadores y de nuestra central, hoy deben estar :

* Por un Estado de los trabajadores y el pueblo.
* Que se vaya Duhalde, que se vayan todos, que no quede ni uno solo. Repudio a las elecciones truchas para presidente y vice.

* No pago de la deuda externa. Ruptura con el FMI y todos los organismos financieros internacionales. * Por un frente de las organizaciones obreras y populares por el desconocimiento de la deuda externa.

* No al imperialismo y a sus planes de intervención militar en Latinoamérica y el mundo.

* No al ALCA. No al Mercosur. Por una nueva integración latinoamericana basada en la cooperación.

* Reestatización de las empresas publicas bajo control de los trabajadores y los usuarios.

* Anulación de las concesiones a caminos y rutas.

* Nacionalización de la Banca y del Comercio Exterior. Repatriación de los capitales argentinos en el extranjero. Democratización de la banca pública.

* Impuestos a los grandes capitales, que la crisis la paguen los ricos.

* Reestatización de todos los recursos naturales.

* Reforma agraria, comenzando con las tierras publicas, los latifundios ociosos y las propiedades en manos extranjeras.

* Desarrollo independiente de la ciencia y de la técnica en a base a las universidades publicas y los organismos de investigación del estado.

* Protección, promoción y subvención por parte del estado para la creación y la práctica de todas las manifestaciones culturales.

* Renacionalización de la educación, por un sistema nacional educativo gratuito y estatal, popular y democrático, no confesional y con currículo centralizado.

* Sistema nacional de salud, integral, estatal, público y gratuito.

* Democratizar el poder judicial. Creación de tribunales comunales. Elección directa de jueces y fiscales.

* Desmantelamiento del aparato represivo, FFAA y de seguridad para defender los intereses de los trabajadores y el pueblo.

¡¡ Construyamos una política que unifique a todos los trabajadores !!
¡¡ Por la unidad de las luchas de los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados, las asambleas populares y las organizaciones sociales y estudiantiles !!

Afrontamos un momento extraordinario de nuestra historia. No será eterno el grado de movilización social actual y por ese mismo motivo ahora debemos aprovechar al máximo las posibilidades que nos ofrece. Las principales tareas para una etapa tan rica y dinámica, creemos que aún están pendientes. El tiempo puede ser escaso, las distintas fracciones capitalistas que vienen robando nuestra patria y nuestro futuro preparan una nueva salida antipopular y represiva a la crisis. Precisamente, que estos enemigos del pueblo retrocedan al máximo en su poder y privilegios, y crezca la conciencia y organización contra la explotación, deben ser nuestras prioridades. Los trabajadores tenemos mucho que decir y sobre todo que hacer, para que no se cierre este momento histórico con una nueva frustración.

TRAEMOS ESTOS APORTES PARA EL DEBATE AL INTERIOR DE NUESTRA CENTRAL :

SUTEBA Seccional La Matanza

ATE Seccional Gran Buenos Aires Sur

CTA General Rodríguez

Agrupación Asociación de Judiciales Lomas de Zamora

FTV de Lomas de Zamora

SUTEBA General Rodríguez

FTV-CTA Guernica

Agrupación JUS verde-bordó de ATE Gral. Rodríguez

Coordinadora de trabajadores docentes Azucena Villaflor de SUTEBA Lomas de Zamora

Agrupación docente La Verde de SUTEBA de Almirante Brown

Lista Violeta SUTEBA Zárate

Movimiento Político Sindical Liberación - Pcia. de Bs. As.

Asamblea de Docentes Indignados SUTEBA Bahía Blanca

Movimiento Político Sindical de los Trabajadores - Pcia. de Bs. As.

Junta Interna de Delegados de ATE del INTA - Castelar.

Agrupación Docentes en Marcha.

Encuentro Docente de Moreno

Junta Interna de Delegados de ATE de La Sec. de Industria y Comercio, de La Competencia, Desregulacion y Defensa del Consumidor.

Junta Interna de Delgados de ATE SEGEMAR - Minería.

Junta Interna de ATE del CENARESO.

Junta Interna de Delegados de ATE del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

Delegados de ATE del Instituto Nacional de Asociativismo y Economia Social (INAES)

Delegados de ATE del Ministerio de Trabajo de la Nación.

Delegados de ATE del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI).

Delegados de ATE de la Secretaria de Cultura de la Nación.

Delegados de ATE de la Secretaria de Agricultura de la Nación.

Delegados de ATE de la Defensoría del Pueblo del G.C.B.A.

Delegados de ATE de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

Delegados de ATE PAMI.

Lista Violeta Amsafe Rosario

Agrupación Sur/ en la Violeta /Amsafe Rosario

Asociación de Docentes de Educación Media y Superior. (ADEMyS).

Mesa Coordinadora de Organizaciones de Jubilados y Pensionados.

Lista Violeta de UTE (MPSL)

Lista Naranja de ATE Nacional.

Delegados de ATE del Hospital del Quemado.

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