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13 de mayo de 2004

Se firmó el acuerdo transitorio Gobierno-Aguas Argentinas: vale tanto como un voto en el FMI

 

Néstor Kirchner como el vicecanciller francés, Renaud Muselier, vincularon la rúbrica del acuerdo hasta fin de año a las negociaciones de Argentina con el FMI. Se congelan tarifas y definen inversiones.

Por David Cufré
Página 12, 12 de mayo del 2004

El acuerdo que el Gobierno firmó ayer con Aguas Argentinas fue considerado por Néstor Kirchner como "un ejemplo" que debe seguir el resto de las privatizadas. "Dios quiera que entiendan que éste es el camino. Queremos encontrar respuestas superadoras, queremos renegociar los contratos, pero no de cualquier manera y éste es el camino que hemos abierto con ustedes", dijo el Presidente durante el acto en la Casa Rosada donde se suscribió el convenio con la concesionaria. El acuerdo suspende el pago de multas por más de 10 millones de pesos que habían recaído sobre la empresa, ordena a la compañía realizar obras atrasadas desde 2001 por 242,8 millones de pesos, deja que la operadora continúe con el juicio contra el Estado que inició ante un tribunal internacional, reafirma que Argentina seguirá cubriendo un crédito con el BID mientras la empresa siga en default -ya pagó unos 80 millones de dólares, en su carácter de garante- y congela las tarifas hasta fin de año.

El entendimiento tiene carácter transitorio. El objetivo es fijar las reglas de juego que guiarán la renegociación del contrato, que se realizará de aquí hasta fin de año y que determinará las nuevas condiciones para la explotación del servicio durante los 19 años que restan de concesión. Antes de llegar a este acuerdo, el Gobierno había analizado rescindir el contrato, para lo cual tenía varios motivos por los graves incumplimientos de la empresa. El punto de máxima tensión se dio en el verano, cuando Kirchner llegó a decir que "lamentablemente el agua está privatizada, pero es hora de que aquellos que ejercen la concesión tengan en cuenta que con nosotros no habrá impunidad".

Aguas Argentinas se quedó con Obras Sanitarias en 1993. El contrato original contemplaba un plan de obras por 1390 millones de pesos para los primeros cinco años y el congelamiento de las tarifas por una década. En lugar de ello, la empresa invirtió 550 millones y logró aumentos de tarifas del 88 por ciento. El Estado lo convalidó mediante sucesivas renegociaciones del contrato. En los ’90, la compañía obtuvo una rentabilidad neta del 23 por ciento promedio por año, contra una utilidad del 6 por ciento anual que la controlante -Suez- obtuvo en Francia.

En enero de 2001, el gobierno de Fernando de la Rúa concedió una suba de tarifas del 3,9 por ciento. La mayor recaudación debía invertirse en obras de saneamiento cloacal. Aunque la compañía se atrasó con los trabajos, en 2002 volvió a aplicarse otro ajuste del 3,9 por ciento. El ente de control (Ettos) descubrió en 2003 que Aguas nunca había hecho las inversiones para las cuales se habían subido las tarifas. En consecuencia, le impuso una serie de multas: 1,9 millón de pesos por incumplimiento de metas, 6 millones por incumplimientos en el servicio, 2,1 millones por falta de información, 550 mil por reclamos de los usuarios, deficiencias en obras y motivos comerciales y otros casi 2 millones por motivos varios. En total, 10,8 millones de pesos.

En el acuerdo que se firmó ayer, sin embargo, se suspende el pago de esas multas, que hasta el momento la empresa no había efectivizado, ya que las había apelado ante la Justicia. Los expedientes transitan por distintos juzgados. En la renegociación del contrato se definirá el destino de esas sanciones. Una práctica habitual desde las privatizaciones fue blanquear a las empresas en cada renegociación de contrato, con lo cual en la mayoría de los casos no pagaron por las sanciones que les habían impuesto.
Las obras por 242,8 millones de pesos que Aguas Argentinas hará durante este año incluyen las obras no realizadas desde 2001. Todo el esquema de inversiones de la empresa está basado en la recaudación que obtiene de los usuarios, ya que la concesionaria no desembolsa dinero propio. En este momento, después de cubrir los gastos operativos, la concesionaria destina el 60 por ciento de la recaudación a obras y se queda con el 40 por ciento restante.

En el acto en Casa Rosada, Kir-chner destacó el apoyo de Francia en los últimos tiempos. Aguas Argentinas está controlada por la francesa Suez. "En los momentos más difíciles, más álgidos de la discusión con el FMI, Argentina siempre tuvo la actitud solidaria del gobierno francés, y sabemos que la seguiremos teniendo y esto para nosotros tiene un valor muy importante", afirmó el Presidente. El vicecanciller francés, Renaud Muselier, contestó que su país "siempre estuvo al lado de Argentina ante el FMI" (ver reportaje aparte). Ese apoyo habría sido determinante para la firma del acuerdo de ayer.

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ENTREVISTA A RENAUD MUSELIER
"Etapa constructiva"

Por Cledis Candelaresi
Página 12, 12 de mayo del 2004

Alentado por las ventajas que el flamante acuerdo otorgó a Suez, operadora de Aguas Argentinas, el secretario de Asuntos Exteriores de Francia, Renaud Muselier, vino a Buenos Aires con el ánimo de respaldar la gestión presidencial y alentar otros acuerdos con empresas galas. En el lobby del hotel donde el ministro recibió a Página/12, el directivo de Edenor y representante de Electricité de France, Henri Lafontaine, lo buscaba ansioso para precisarle los problemas de la distribuidora eléctrica. Para esta y otras firmas de ese origen, el colaborador de Jacques Chirac promete una solución similar a la de Aguas.

¿Por qué Suez decidió sostener su reclamo ante el Ciadi?

Argentina vivió una de las crisis más graves de su historia, que puso a muchas empresas en una situación dramática, tanto como a su pueblo. Todas las reglas se rompieron de manera unilateral. Pero eso es el pasado y hay que considerarlo en el marco de las leyes internacionales. Lo importante es que hoy se está encontrando una solución con la más grande empresa de aguas del mundo. Que venga de Francia para encontrarme con Néstor Kirchner con motivo de esta firma es un gesto político fuerte.

¿Cuál es la condición que habría que cumplir en un futuro contrato para que se levantara definitivamente el reclamo ante el Ciadi?

Esa pregunta hay que hacérsela al señor (Yves Thibault) De Silguy, quien, le aseguro, no tiene ninguna voluntad de conflicto, más bien por el contrario. De no ser así, ni él ni Kirchner se sentarían juntos a la misma mesa.

¿Cuál es la condición clave para la firma del futuro contrato?

Hay varios aspectos: garantizar la provisión de agua a la población, contemplar la situación industrial de la empresa y el tratamiento de las deudas y la situación pasada. Son negociaciones a distinto nivel y con muchos bloqueos posibles. Pero nosotros creemos que habrá soluciones.

¿No es especialmente alentador para ustedes que el acuerdo de Aguas sea bastante más beneficioso para la empresa que para el Estado argentino?

¿Hay muchas empresas que en este momento inviertan 240 millones de pesos?

La empresa tiene una historia de incumplimientos, y esas inversiones son cubiertas con la propia caja de Aguas.

Estamos en una etapa constructiva. Y si miramos atrás y vemos quién cometió los errores más graves de la catástrofe que sufrió Argentina, veremos que no fueron las empresas francesas, precisamente. Nosotros sólo somos eslabones de la cadena. Que una empresa haya participado de errores colectivos, me parece bastante coherente. Pero que una empresa de la envergadura de Suez celebre este acuerdo con un país con tantos problemas es un mensaje político y económico muy importante. Pregúntele a Silguy y le aseguro que todavía no está en condiciones de ganar plata.

¿A partir del acuerdo con Aguas Argentinas y de otras medidas encaradas por el Gobierno, como la recomposición en las tarifas de empresas energéticas, Francia tendrá mejor disposición hacia el país en el seno del directorio del FMI?

Me encantaría que sus amigos argentinos tuvieran tantos amigos como tiene Francia. En el consejo del FMI, Francia es el mejor aliado de la Argentina. Siempre estuvimos al lado de Argentina y la sostuvimos de modo eficaz. Además, las empresas francesas nunca se fueron, contrariamente a lo que decidieron otras empresas.

¿No será porque a pesar de los cambios en las reglas de juego la rentabilidad era lo suficientemente atractiva como para quedarse?

Tal alta como para los otros que sí decidieron irse. Nosotros nos quedamos: eso son los amigos.

¿Esa decisión no responde también a la estrategia global de la Unión Europea de acercarse a países de la región para aprovechar el vacío político que genera el estancamiento del Alca?

Usted tiene una visión demasiado negativa de las cosas o es muy provocadora. El 30 por ciento de las exportaciones argentinas va a Europa, que acaba de agregar 100 millones de nuevos consumidores. Hoy Argentina no puede darle la espalda a Europa, ni Europa a la Argentina. Hacer algo así sería cometer un error terrible.

¿El gobierno de Francia tiene previsto plantear alguna inquietud en particular sobre Electricité de France, operadora de Edenor, u otras empresas que operan acá?

Ya sea Total, con los problemas de gas, o EDF, con sus dificultades importantes, Carrefour, con problemas de seguridad, Renault o Peugeot, que tienen plantas aquí, Alstone u otras varias, son empresas francesas pero también argentinas. Que trabajan y ocupan a miles de empleados argentinos. Lo decisivo es que todos estos problemas técnicos tienen que ser tratados primero en su aspecto político y hoy está claro que la voluntad de los políticos de ambos países es resolver los problemas técnicos. Lo que pasó con Suez en Aguas Argentinas lo vamos a repetir de la misma manera en otras empresas.

¿Francia considera que el gobierno de Néstor Kirchner garantiza la seguridad jurídica?

Si no hubiera confianza en el país no estaríamos aquí. No podemos pedir todo de un día para el otro. Pero podemos ver la evolución del país, que mejoró dramáticamente en los últimos dos años. Como ministro veo la diferencia: hay un montón de cosas que evolucionaron en el buen sentido.

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