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23 février 2004

Ronda el fantasma en Brasil de un nuevo fracaso del ALCA frente al Mercosur

par Abel Sardiña

 

El fantasma de un nuevo fracaso en las negociaciones del ALCA ronda hoy con fuerza en Brasil por la persistencia de posiciones encontradas entre Estados Unidos y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

El hecho es que faltan poco más de dos semanas para un segundo intento de allanar el camino al proyectado acuerdo de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en la ciudad mexicana de Puebla.

Aunque el riesgo es atenuado por expresiones oficiales brasileñas de esperanzas en llegar a un acercamiento en este nuevo intento en el mismo escenario donde fracasó a principios de febrero el anterior, la persistencia norteamericana en imponer sus posiciones no deja lugar a muchas posibilidades de acuerdo.

El canciller Celso Amorim ya anunció que Brasil irá a principios de marzo a la próxima cita dispuesto a no hacer concesiones que hipotequen el futuro del país y de sus planes de desarrollo.

El columnista Clovis Rossi, del diario Folha de Sao Paulo, estimó que la frase de Amorim da a entender que continúa el impasse que condujo al "receso", según la terminología oficial, de la última cita de Puebla entre viceministros de los 34 países involucrados en el ALCA.

Y advirtió que un nuevo fracaso en esa ciudad mexicana "no podrá ser disfrazado más como ’receso’ y ciertamente llevará, como mínimo, a cambiar la fecha (enero de 2005) para el fin de las negociaciones".

Sin embargo, anotó que pese a todo el canciller brasileño es optimista, pues considera que el nudo que trabó la cita de Puebla estuvo muy próximo de ser disuelto con concesiones de ambas partes.

Brasil y el MERCOSUR pedían la eliminación de las tarifas de importación de todos los productos, agrícolas y no agrícolas, para hacer del continente un área libre de tarifas de importación en 15 años, como expresó el vice canciller argentino Martín Regalado.

Frente a ello el denominado G-14, encabezado por Estados Unidos e integrado por países que tienen o negocian acuerdos de libre comercio con el gigante del Norte, hablaba de reducir las tarifas de "substancialmente todo el comercio".

Los países sudamericanos temían que la palabra "substancialmente" escondía la trampa para que en Estados Unidos y Canadá siguieran imponiendo barreras proteccionistas a productos de interés de este bloque, como carnes, acero, jugo de naranja y azúcar, entre unas dos docenas de puntos.

Rossi, quien estuvo en Puebla, contó que el último día de la negociación se había llegado a una fórmula que podía ser la solución : en lugar de hablar de eliminar todas las tarifas arancelarias, se proponía un "sustancial aumento" del acceso a los mercados de los 34 socios del ALCA.

El MERCOSUR cedía al aceptar que la eliminación de las tarifas no sería total, y el G-14 también, porque al garantizar un "sustancial aumento" accedía a no seguir protegiendo todo cuanto protege hoy.

Pero el optimismo de Amorim respecto a que esto abra paso a un acuerdo parece tener un límite, pues aclara que será preciso que haya voluntad política para alcanzarlo, y esto es lo que se pondrá a prueba en la nueva cita, entre otras cosas.

Y entre estas "otras cosas" figura la pretensión de Washington y sus seguidores de vincular un mayor acceso a los mercados a la aceptación por los países sureños de las aspiraciones norteamericanas en los temas que más le interesan : inversiones, servicios, compras gubernamentales y derechos de propiedad intelectual.

Ya desde la reunión de Miami, en noviembre, Brasil y el MERCOSUR habían logrado dejar fuera estos temas, junto con los de los subsidios a los productos agrícolas aplicados por las naciones industrializadas, que eran de su interés, ante la imposibilidad de llegar a acuerdos, lo que dio origen a la llamada ALCA suave o light.

En aquella oportunidad se determinó que las negociaciones serían sector por sector y no en forma cruzada, lo cual significa que, por no abrir mucho al rubro de servicios, por ejemplo, Brasil tendría menor acceso en esa área a los demás países parte del acuerdo.

Pero en la cita de principios de este mes, Estados Unidos y sus aliados pretendieron dar marcha atrás e imponer que por no ceder a todo lo que se les reclama, los miembros del MERCOSUR pasen a sufrir restricciones en otras áreas diferentes, como pudiera ser el acceso de su productos agrícolas al codiciado mercado norteamericano.

Ross Wilson, negociador estadounidense para el ALCA dejó claro el MERCOSUR si estos abandonan sus restricciones en servicios, inversiones, compras gubernamentales y propiedad intelectual.

"Los Estados Unidos no están preparados para hacer un acuerdo sólo en relación con mercancías, como quieren algunos países. Eso no tiene sentido para nosotros. Sin apertura en servicios y en otras áreas no hay interés. Será necesaria mayor flexibilidad en la próxima reunión de Puebla", dijo.

Por Abel Sardiña
Argenpress.info, 21 febrero del 2004

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