Por una agricultura equitativa

Por Lucho Garzón,
Desde Colombia, especial para ARGENPRESS.info)

No hay que tenerle el más mínimo temor a la coincidencia, e insisto en que la oposición no excluye el apoyo a iniciativas que beneficien el país. Por eso comparto lo que ha dicho el ministro de Agricultura Carlos Gustavo Cano, en su intervención ante 16 países integrantes del Grupo CAIMS, que trabaja por la liberación mundial agrícola, cuando cuestionó las barreras no arancelarias -subsidios, cuotas de importación y normas sanitarias- por parte de los países desarrollados, las cuales aumentan cada vez más y se hacen más complejas en detrimento de los países en desarrollo del mercado mundial.

Y es que es absolutamente válido el cuestionamiento a lo que ha sucedido durante la última década, en la cual la importación de productos de origen agropecuario y agroindustrial tuvo un incremento mucho mayor que el de las exportaciones, creciendo a un promedio de tasa superior al 20%, cuando pasan de 433,6 millones de dólares a 1.860 millones de dólares y el área dedicada a cultivar disminuyó en 988.000 hectáreas.

Simultáneamente, el empleo agropecuario registró un significativo deterioro por cuanto se perdieron cerca de 126.000 empleos en el sector agrícola, y lo más grave, hoy tenemos que el 82,6% de la población rural es pobre, y el 26%, indigente. Y si no hacemos nada para remediarlo para el año 2015, el 85% de los campesinos serán indigentes.

Todo esto ha sucedido en Colombia, mientras en Europa y en EU las políticas agrícolas proteccionistas se mantienen radicalmente. Sólo a manera de ilustración la Unión Europea dedicó 43.650 millones de euros en subsidios. Únicamente un país como Francia le facilitó a su sector agrícola 9.350 millones de euros. George Bush sancionó la ley que asigna 180.000 millones de dólares a los agricultores de ese país en los próximos siete años. Cada vaca en el Japón recibe US $8 de subsidio, mientras que 11 millones de colombianos viven con menos de US $1 diario. ¡Qué ironía !

Cano ha dicho que hay que contrarrestar las distorsiones obvias del mercado internacional y la competencia desleal de blindar a los productores locales frente a la alta volatilidad de los mercados externos, de ampliar el concepto de producto sensible para que, bajo ciertas condiciones, la protección también cobije etapas posteriores de la cadena productiva. No dudo que hay que apoyar tanto las reflexiones como las propuestas del Ministro, así no toquen para nada el índice de concentración de la propiedad de la tierra, tema donde evidentemente no coincidimos.

Lo insólito de todo esto es que quien le ha salido al paso para oponerse es el ex ministro o ministro Rudolf Hommes, aún no sé, quien con su lenguaje técnicochabacán nos invita a implementar lo que él denomina "Modelo agropecuario alternativo", y que como dice el senador Robledo, no significa otra cosa que el desaparecimiento de más de dos millones de hectáreas de cultivos de arroz, papa, caña de azúcar, fríjol, maíz, sorgo y soya, entre otros, y renunciar a producir 6,5 millones de litros de leche diarios, así como a 560.000 toneladas de carne de cerdo, 47 millones de docenas de huevos y 92 millones de libras de carne de pollo al año, todo lo cual se reemplazaría -dice- con "otras cosechas que no se dan en los países ricos de clima templado", tales como palma africana, espárragos, palmitos, ñame, hortalizas, frutas, caucho, plátano, yuca y caña de azúcar para producir alcohol, más productos de zoocriaderos y carne bovina.

Olvida Ruddy que la seguridad alimentaria se basa en que el país pueda producir, disponer y tener acceso a los alimentos y que la población tenga los suficientes ingresos para poder comprarlos.

Ojalá que en esta puja entre Hommes y Cano gane este último, aunque intuyo que el chantaje desde Washington en relación con el ATPA y la marcada influencia en el Gobierno de Uribe de los que añoran profundizar el modelo aperturista, hagan que al ministro lo callen o lo pongan a hablar en otro sentido o, por qué no, que sea el primer damnificado uribista de los propios uribistas.