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23 janvier 2003

Las culpas del FMI

 

Por Moisés Resnick Brenner *

Ya es hora de que el FMI absorba la responsabilidad que le cupo, durante más de una década, cuando a través de sus recomendaciones, auditorías y exigencias el país llegó no solo al default, sino a deteriorar el nivel de vida de sus ciudadanos a extremos nunca vistos. En efecto, la responsabilidad de quien otorga un crédito -y más aun si es de largo plazo- es verificar si con su proyecto, el deudor estará en condiciones de generar un flujo de fondos capaz de repagar los servicios que se establecen en el nuevo acuerdo del préstamo.
Va de suyo que la capacidad de generar ese flujo dependerá de la factibilidad del cumplimiento del proyecto, que estará constituido por una matriz de insumo-producto, basada en diferentes supuestos y cuyo éxito dependerá del cumplimiento de los mismos supuestos y del control del respectivo proceso. En Argentina, el FMI controló y auditó durante más de una década en forma periódica y sistemática los valores en juego, presentando al país como "el mejor alumno de la clase".

Sin embargo, economistas del nivel de Michael Pettis, profesor de Finanzas de la Universidad de Columbia en Nueva York, opinaban que "el FMI nunca entendió el problema de la deuda" y ya en 1999 recomendaba con Charles Calomiris no cumplir con los vencimientos hasta que no se llevara a cabo una profunda reestructuración de la deuda externa en conjunto, ya que el problema de fondo sigue siendo su elevado sobrepeso. Además recomendaba no pagar deuda con las reservas.
Otro de los parámetros fundamentales en estos análisis es la sostenibilidad del pago de la deuda que surge del vincular el stock de deuda, la tasa de interés y la tasa de crecimiento del PIB. Todas las entidades financieras saben que cuando la tasa de interés crece más rápido que la tasa de crecimiento del producto, la deuda será difícilmente pagada, y el FMI no es la excepción.

Al respecto, Michael Mussa (ex economista jefe del FMI) en su libro Argentina y el FMI, del triunfo a la tragedia, refiriéndose a la operación de refinanciación del megacanje, expresa que en junio de 2001 "el canje de deuda llevado a cabo es interpretado de manera correcta como un acto de desesperación del deudor, que puede prometer casi cualquier cosa, en el largo plazo, a cambio de un alivio relativamente modesto en el servicio de la deuda en el corto plazo". Sin embargo, "el Fondo emitió un comunicado público en el que le daba la bienvenida al anuncio del gobierno argentino de la exitosa oferta del canje de deuda", y debe ahora absorber la responsabilidad mencionada.

* Moisés Resnick Brenner, es Ingeniero y Presidente de la Comisión de Economía del Centro Argentino de Ingenieros.

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