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24 février 2003

La deuda externa inacabable que ahoga al Sur

 

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Un alto funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo ha declarado recientemente que la guerra contra Irak será muy perjudicial para Latinoamérica a causa del probable aumento del tipo de interés de los bonos de EE.UU. ; para los países del Sur sería mucho más grave que un aumento de los precios del petróleo. Si los bonos estadounidenses se encarecen por la guerra, también se encarecerá la deuda externa de Latinoamérica.

A propósito de la deuda, el Presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, llamó la atención de los países ricos durante la ceremonia de toma de posesión como primer mandatario del país : "Lanzamos un grito desesperado al mundo rico porque no podemos desarrollar nuestro país pagando por la deuda externa porcentajes del 40% del presupuesto nacional. La deuda externa -añadió- está matando las ilusiones y el derecho a una vida digna de millones de niños que ahora mismo no han desayunado, que no han ido a la escuela".

Desesperación. Es la deuda de nunca acabar que ahoga al Sur.

¿Qué hacer ? En septiembre de 1996, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) impulsaron una iniciativa para aliviar la deuda externa de los países muy pobres y muy endeudados. El proyecto ofrece asistencia excepcional a países pobres (siempre que apliquen políticas económicas apropiadas, según los criterios del FMI) para ayudarlos a reducir la carga de su deuda externa hasta niveles sostenibles. En febrero de 2003, más de seis años después, los niveles de "alivio" de la deuda no son perceptibles y Latinoamérica, por ejemplo, durante 2002 sufrió un hundimiento de la economía y la renta per cápita cayó a valores inferiores a los de hace seis años. Creció el desempleo, sobre todo en Argentina (23%), pero también en Colombia, Uruguay, Dominicana, Panamá, Venezuela... En México en quince meses se destruyeron 270.000 empleos...

Las cosas no han ido mejor en África ni en Asia. Los países muy endeudados se ven obligados a pagar entre un 10 y un 27% de sus ingresos y la realidad es que muchos de los 41 Países Pobres Muy Endeudados se ven obligados a gastar más en pago de la deuda que en educación básica o salud, incluso después de haber recibido los "alivios" del FMI y del Banco Mundial, según ha denunciado reiteradamente Intermón-Oxfam. Níger, por ejemplo, ha de dedicar más de una cuarta parte de los ingresos a pagar vencimientos de deuda y Zambia destina un 25 % del presupuesto nacional al mismo fin. Ni la empobrecida Latinoamérica ni la mísera Asia ni la agonizante África pueden aguantar mucho tiempo más la carga intolerable, usuraria e injusta de esa deuda externa ; en esos 41 países muy endeudados, más de la mitad de la población vive con menos de un dólar por día, uno de cada seis niños muere antes de cumplir cinco años y 50 millones de niños no van a la escuela. Sólo como botón de muestra. El problema es que el FMI, impulsor de la iniciativa de ayuda a países pobres endeudados, es un acreedor nada neutral. Sus "alivios" son medios de presión y extorsión que obligan a los países que reciben migajas a cambios estructurales económicos, y, de hecho, políticos que, se ha demostrado, incrementan la pobreza y la desigualdad.

El presidente del Banco Mundial, Wolfenshon, declaró que el objetivo buscado con la iniciativa conjunta con el FMI era "eliminar la deuda como obstáculo para la reducción de la pobreza". Pero la pobreza no se ha reducido y el objetivo de su disminución a la mitad para 2.015, se ha aplazado sin nueva fecha. Déjenme que les explique un cuento y una crónica de sucesos para ilustrar lo que pasa con la deuda y los países pobres.

El cuento dice que una vez había una familia que vivía pobremente en una finca fértil y llena recursos, pero no tenía dinero para comprar herramientas, abonos y maquinaria necesarios para sacar beneficio a las tierras sin agotarlas. Además, tenían que comer cada día. Entonces la familia pidió dinero a quién lo tenía para comprar abonos, herramientas y máquinas. Los intereses que les pusieron fueron tan desmesurados que no hacían otra cosa que trabajar para pagar a los insaciables usureros. Y ocurrió que, con el paso de los años, pagaron muchísimo más que la cantidad que les habían prestado, pero misteriosamente siempre debían el mismo dinero o incluso más.

La crónica de sucesos dice que los países pobres endeudados recuerdan a las mujeres jóvenes inmigrantes y pobres que son engañadas y trasladadas ilegalmente a Europa por mafias que les cobran cantidades desorbitadas. Esas mujeres, obligadas a prostituirse para poder pagar, nunca consiguen satisfacer la deuda y se ven forzadas a prolongar su vida de prostitutas semiesclavas para abonar una deuda que no se acaba nunca.

La solución al problema de la deuda externa del Sur que impide el desarrollo no es "técnica" : es de justicia, política y solidaria. Es condonar la deuda, entre otras razones porque ya ha sido pagada con creces.

Xavier Caño Tamayo, Escritor y periodista
Agencia de Información Solidaria
xavicata@wanadoo.es

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