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15 août 2004

Energía nuclear combustible estratégico y reactivación

 

Este artículo es una adaptación de un documento elaborado por la Asociación de Profesionales de CNEA y la Actividad Nuclear, firmado por Hugo Palamidessi, Guillermo Rojas y Damián Cardozo y distribuido entre la población de San Rafael, en Mendoza, en setiembre de 2003.

Por Hugo Palamidessi
INFOMORENO, 12 de agosto del 2004

El uranio es un mineral estratégico en cuanto es fuente de energía primaria para la producción de electricidad en las centrales nucleares, que hoy generan cerca de un 17% de la electricidad utilizada en el mundo, sustituyendo el consumo de petróleo, gas y carbón, y evitando anualmente la emisión a la atmósfera de millones de toneladas de compuestos contaminantes y gases de efecto invernadero.

En Argentina, paralelamente a la construcción de centrales nucleares y al desarrollo de tecnologías para la fabricación de componentes y elementos combustibles para las centrales nucleares, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desarrolló, desde principios de los años ’50, actividades en la exploración, prospección y explotación de yacimientos de uranio. Estas actividades formaron parte de una decisión estratégica que permitió llegar al autoabastecimiento totalmente nacional del combustible para las centrales nucleares.

El Complejo Minero Fabril San Rafael

A partir de 1979, el yacimiento de Sierra Pintada, en las proximidades de la ciudad de San Rafael, en Mendoza, se convirtió en el centro de abastecimiento exclusivo del uranio utilizado en la fabricación del combustible nuclear. Se realizaban allí la extracción del mineral y su concentración. El Complejo fue por más de 15 años una de las principales actividades económicas del sur mendocino, hasta que la imposibilidad de competir en precio con el concentrado de uranio importado llevó a su paralización temporaria.

El año 1995 fue el último en registrar actividad minera en el Complejo Minero Fabril San Rafael (CMFSR), mientras la planta de concentración, cuya capacidad es de 120.000 kg. de uranio/año, desde esa fecha reducía su producción en forma progresiva, manteniendo un mínimo de actividad.

La Asociación de Profesionales de Energía Atómica y de la Actividad Nuclear (APCNEAN) nunca estuvo de acuerdo, desde el punto de vista estratégico nacional, que se paralizara la actividad de este Complejo. Propuso en ese entonces realizar una explotación mínima de unas 30 tn/año que permitiera conservar la capacidad de reacción ante un cambio sustancial de las condiciones políticas o económicas que afectan al suministro. A tal fin se realizaron intensas gestiones con distintas autoridades locales, provinciales y nacionales. La iniciativa no prosperó y hubo que esperar que la salida de la convertibilidad, a fines de 2001, y el encarecimiento del uranio en el mercado internacional, generaran condiciones favorables para la reactivación de la producción nacional.

En la actualidad la Comisión Nacional de Energía Atómica impulsa dicha reactivación, contando que en los yacimientos del CMFSR existen reservas suficientes para abastecer de uranio para la fabricación de elementos combustibles durante el resto de la vida útil de las centrales nucleares en operación.

Sobre el control ambiental

Para que se autorice la reanudación de la explotación minera se requiere el tratamiento de los restos de la minería de uranio (la llamada gestión de los pasivos) provenientes de la explotación anterior y la aprobación de un estudio de impacto ambiental exigido por la legislación minera. El informe correspondiente ya ha sido sometido a la aprobación de los organismos de control competentes, y prevé un esquema de control y seguridad adecuado a las normas regulatorias más exigentes. El estudio fue llevado a cabo por la Universidad Tecnológica Nacional de Avellaneda (Buenos Aires), con asesoramiento de especialistas de primer nivel en temas específicos, del país y del exterior. Paralelamente se firmó un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad de Cagliari, Italia, para estudiar temas vinculados con la evaluación del impacto ambiental de la minería.

El estudio de impacto ambiental refleja las prácticas más modernas de gestión y por ello es necesario hacer trabajos de adecuación, si bien las prácticas del CMFSR han sido siempre monitoreadas. Durante los 15 años de explotación no se han producido incidentes de contaminación y, a través de exámenes propios y de terceros de muestras de agua, aire y suelo, se ha garantizado que no existen riesgos vinculados con esta actividad para la salud del personal y la población. En particular, muestreos realizados sobre el río Diamante a través del tiempo, controlados por organismos competentes, muestran que indicadores de la contaminación que pudiera provenir de la actividad del CMFSR, se mantienen dentro de los límites permitidos y en valores similares -aguas arriba y aguas abajo del predio del Complejo- a los de otros ríos de la provincia de Mendoza y del país.

Importancia económica de la reactivación del CMFSR para la región

La actividad económica que promoverá la reactivación del CMFSR, debe considerarse muy importante para la región sureña de la Provincia de Mendoza y tiene gran importancia desde el punto de vista de desarrollo tecnológico nacional en la industria minera.

En efecto, la producción anual de 120.000 kilogramos de UO2 (prevista actualmente para el abastecimiento de las centrales CNAtucha I y CNEmbalse), representaría como mínimo -en estimaciones no actualizadas- unos 20.000.000 de pesos anuales, asignándose aproximadamente el 50% de este valor a la producción del concentrado de uranio (explotación minera y tratamiento).

En plena producción se emplearían en el Complejo en forma directa unas 200 personas, considerando el personal del CMFSR y empresas contratistas (principalmente en el sector minero y de servicios). De este número, unos 90 empleados serán profesionales y técnicos altamente capacitados. Además, se estima que sólo en la región deberán producirse unos 300 empleos permanentes adicionales en actividades complementarias al Complejo. En otro orden, el alto nivel tecnológico característico de esta actividad impactará favorablemente en la zona.

De reactivarse el CMFSR, la ciudad de San Rafael podría albergar un centro de capacitación de importancia nacional en el tema de control ambiental de la minería.

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