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5 janvier 2012

El General argentino Arturo A. Corbetta que no toleraba « arrestos ilegales, la tortura, o el asesinato »

par Martin Edwin Andersen *

 

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La jefatura del General Arturo A. Corbetta en la Policía Federal argentina, 29 años después del golpe militar, da un ejemplo de un oficial preocupado por los derechos humanos. Testigo directo el embajador US Robert Hil informa al Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre su conducta. (Ver adjuntos).

Mientras los argentinos marcan hoy el 29 aniversario del golpe que enlutó el país por más de una generación, es tal vez útil reflexionar sobre el ejemplo de un militar que, según un documento recién desclasificado del Departamento de Estado, no toleraba « arrestos ilegales, la tortura, o el asesinato » que se hicieron una política del Estado durante ese triste período.

Un cable, firmado por el entonces embajador Robert Hill, informó a Washington el 7 de julio de 1976 que el día anterior el Ministerio del Interior había anunciado la dimisión del flamante jefe de la Policía Federal Argentina, el General Arturo A. Corbetta.

Corbetta, remarcó Hill, «  se chocó casi de inmediato después de su nombramiento cuando subrayó a sus subordinados que… aunque tenía intención de luchar contra la subversión con todo (s) (los medios), esperaba de la policía que usaran solamente métodos legales y éticos ».

« No iba, (Corbetta) aparentemente dijo a sus subalternos, a tolerar cualquier arresto ilegal, la tortura o el asesinato », informó el embajador Hill, quien no se había enterado todavía que hacia solo un mes el ex-Secretario de Estado Henry Kissinger había dado la luz verde al Almirante Cesar Guzzetti para la guerra sucia en una reunión en Santiago, Chile.

Según la información que disponía la embajada, Hill prosiguió, que Corbetta había dicho a los federales que « el tenia intención de hacer inspecciones sin aviso previo a las comisarías y si hallaba algún detenido mantenido ilegalmente, iba a despedir a los responsables y llevarlos para enfrentar cargos en los tribunales. »

La reacción policial en contra de su nuevo jefe fue « inmediata y intensa », dijo Hill. « Muchos oficiales de rango en la Policía Federal empezaron a quejarse a sus contactos castrenses que Corbetta estaba haciendo daño a " la campaña anti-subversiva " y que él era " no confiable" y/o "un izquierdista el mismo." Una fuente policial insistió al agregado legal de la embajada, Robert W. Scherrer, que Corbetta era un « montonero. »

La terrorífica voladura el 2 de julio de la sede de la Superintendencia de Seguridad Federal (SSF ; ex Coordinación Federal), la central de inteligencia de la Policía Federal, dejó como saldo 22 personas muertas y cerca de 60 heridos, el grueso de los cuales eran suboficiales y auxiliares policiales. Llevado a cabo por los verdaderos montoneros, el ataque hizo también tambalear la efímera jefatura de Corbetta.

« Simplemente levantó los ánimos policiales », ironizó Hill. La oposición a Corbetta dentro de la fuerza, se resumía en la frase : « ¿Ves lo que pasa cuando nos ponemos blandos con la subversión ? Al tratar de imponer su autoridad, el 5 de Julio, Corbetta —quien se encontraba en una situación en donde iba a ganar o perder— despidió a dos altos oficiales policiales, uno de los cuales era un amigo íntimo del Ministro del Interior (Gen. Albano) Harguindeguy », Hill escribía. « Al despedirlos, Corbetta señaló que ellos, como comisarios, eran responsables por la seguridad del edificio atacado ». (Los despedidos eran los superintendentes de Seguridad Federal y Seguridad Metropolitana, los comisarios generales Evaristo Besteiro y Angel Scarsella.)

« ¡Imaginese, hablar de los códigos de procedimientos [y llevarlos] en la mano ! », exclamó Harguindeguy a este autor años más tarde, como todavía no podía creerlo.)

« La jugada de Corbetta le hizó perder », Hill señaló. « La resistencia policial a él fue demasiado grande y el apoyo que recibió de parte del Ministro del Interior (y tal vez más alto) fue insuficiente. A cara con una situación casi revoltosa en la Policía Federal, Harguindeguy pidió la renuncia de Corbetta. »

« Su alejamiento es una decepción a los moderados y tal vez fomentara la idea dentro de la Policía Federal de que puedan llevar a cabo sus métodos extra-legales sin impedimento alguno. Tal vez tengan razón ».

Se sabe que, apenas unos días después del golpe, Corbetta había logrado salvar a una pareja de actores, Luis Brandoni y Marta Bianchi, de las mazmorras de Automotores Orletti. Y una vez destituído de la jefatura policial, Corbetta—que fue enviado a Tandil como jefe de la Brigada I de Caballería Blindada—salvó al detenido montonero Juan Carlos Dante Gullo, antes de que le fuera aplicada « la ley de fugas » por los guardiacárceles del penal de Sierra Chica, que dependía de la Brigada I.

« Yo creo que Corbetta seguía pensando que era un país que ya no (existía más), » rememoró Gullo más de un cuarto de siglo después : «  No convalidaba las desapariciones ni las boletas  ».

* Martin Edwin Andersen, periodista y historiador estadounidense, es autor del libro : « La Policía : Pasado, Presente y Propuestas para el Futuro
 »
, (Sudamericana 2002).

Titulo sobre Offnews  : Un héroe militar argentino durante la dictadura militar y el Embajador estadounidense de entonces Robert C. Hill

Este artículo fue publicado la primera vez el 25 de marzo de 2005 bajo el título : General Arturo A. Corbetta : Un ejemplo

Offnews . Washington, 4 de abril de 2011

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