recherche

Accueil > Argentine > Économie > Dette externe > El FMI ya se alinea con los que no entraron en el Canje

7 mars 2005

El FMI ya se alinea con los que no entraron en el Canje

 

Como preanuncio del tono de la futura negociación, el director ejecutivo por Italia en el FMI ya anticipó su rechazo a un acuerdo con la Argentina si antes no se les hace una nueva oferta a los bonistas que no adhirieron al canje. Advertencias de un vocero del Grupo de los 7 en igual sentido. Lavagna viaja a encontrarse con Rato.

Pàgina 12, 5 de marzo del 2005

Todavía no se reabrieron las conversaciones con el Fondo Monetario pero ya empezó la batalla. El representante italiano en el FMI ya se instaló en una línea confrontativa y exigió una nueva oferta para conformar a los bonistas que no ingresaron al canje de títulos que reestructurará la deuda. Desde el Grupo de los 7 también hubo una demanda en el mismo sentido, poniendo sobre el tapete un aspecto en el cual parece que no hay conciliación posible : mientras desde estos organismos se reclama reabrir la negociación con los bonistas remanentes, la posición del Gobierno es que esa alternativa está absolutamente vedada por ley y por las propias condiciones del canje recién cerrado.

Tanto el ocupante del asiento italiano en el Directorio del Fondo como la fuente del G-7 que dio su parecer pretenden condicionar cualquier nuevo acuerdo entre la Argentina y el FMI a una previa oferta a los bonistas que quedaron afuera, con títulos por 20 mil millones de dólares de la vieja deuda. "La Argentina debe tratar de buena fe con aquellos que no adhirieron a su propuesta de canje", señaló Pier Carlo Padoan, director ejecutivo por Italia en el FMI, a un medio gráfico de Roma. "Una buena parte de los acreedores no argentinos no adhirió al ofrecimiento ; la Argentina deberá ahora indicar cómo entiende tratar de buena fe con una parte tan consistente de acreedores", completó la idea el funcionario italiano.

Con diplomacia, Padoan retomó el argumento utilizado por otros funcionarios del Fondo antes de que se iniciara el canje, el de la buena fe, que entonces era esgrimido para forzar a la Argentina a mejorar su oferta a los acreedores. El tema es que para la Argentina ésta es una negociación concluida. Para el director del Fondo, y se entiende entonces que para el gobierno italiano, en cambio se trata de una operación inconclusa, en tanto una parte "consistente" de acreedores quedó afuera.

Menos diplomático, en el mismo reportaje Padoan redobló la apuesta para el caso de que la Argentina no acepte una nueva instancia de negociaciones. "El FMI no puede prestarles a países que no se comportan de buena fe", sugirió, anticipando su veto a cualquier propuesta de acuerdo con la Argentina sin satisfacer la demanda de los bonistas que quedaron afuera del canje.

Por otra parte, desde el Grupo de los 7 una fuente citada por La Nación advirtió que la Argentina debe presentar una estrategia clara sobre cómo va a tratar a los acreedores que no adhirieron antes de negociar un nuevo programa con el FMI. El comentario ya permite anticipar que no será fácil lograr un aval del G-7 para el canje, dado que ese conjunto de países suele fijar posiciones exclusivamente por consenso. Sin esa luz verde, la eventual intención de obtener un nuevo acuerdo con el FMI para reprogramar los vencimientos de deuda enfrentará un sendero más empinado. Pero, además, esos mismos reparos a la Argentina aparecerán en el seno del propio organismo financiero, por lo menos en la voz del representante italiano.

La principal herramienta que podrá esgrimir Lavagna ante Rodrigo Rato mañana, cuando ambos se encuentren en Washington, es de orden político. El 76 por ciento de adhesión es de por sí una expresión de respaldo de los mercados al canje, que se contrapone con el cuestionamiento y objeciones que provendrán desde Italia y el G-7.

El otro argumento de Lavagna, expuesto durante todo el período de negociación del canje y que ahora volverá a plantear frente a Rato, es que lo que ofreció la Argentina "es lo máximo" que podía pagar. De algún modo, la exposición que ayer hizo el subdirector gerente del Fondo ante banqueros mexicanos viene a respaldar la postura del ministro argentino. "La deuda pública en muchos países latinoamericanos es aún demasiado alta (...), mediante su reducción se controlarían muchas vulnerabilidades", opinó Agustín Carstens en Acapulco.

Legítimamente, Lavagna podrá utilizar las palabras del alto funcionario fondomonetarista en favor de sus argumentos. Carstens refirió como "demasiado alta" la relación entre deuda y producto bruto interno del 55 por ciento, promedio actual de Latinoamérica. En la Argentina, la relación entre la deuda posdefault y el PIB de 2004 supera el 75 por ciento.

"El FMI no tiene un número mágico" que establezca el límite de aceptabilidad, se excusó. "Nosotros siempre quisimos que la participación fuera alta porque el resultado sobre la economía argentina es mejor y eso, obviamente, facilita establecer una estrategia hacia adelante", dijo. No obstante, indicó que el organismo todavía tiene que "terminar de ver todos los detalles y el monto que quedó fuera", aunque a priori insistió en que "parece que es un buen resultado".

Carstens también eludió pronunciarse sobre la reanudación del acuerdo de la Argentina con el FMI. "De momento, no hay nada que avisar", señaló. "El programa se suspendió y ahora, próximamente, van a empezar las pláticas entre el Fondo y las autoridades argentinas", concluyó.

***
El respaldo menos esperado

Dos de los principales responsables del crecimiento de la deuda externa salieron ayer, a su modo, a apoyar la negociación cerrada el jueves por el Gobierno. "Es correcta", aseguró Fernando de la Rúa, y comparó el acuerdo con los acreedores con el frustrado canje encarado durante su gestión. "Es positivo", acordó desde La Rioja Carlos Menem, que de todos modos pronosticó más inflación y un aumento de la pobreza para los próximos años.

El primero en hablar fue De la Rúa, en una de sus poco habituales intervenciones públicas. "Yo propuse también un canje de deuda para la reducción de intereses que tuvo éxito en las primeras jornadas de noviembre o diciembre de 2001 para el canje interno, pero faltaba la etapa externa", dijo el ex presidente, en referencia al canje de bonos implementado por Domingo Cavallo en la etapa final de la gestión de la Alianza.

De la Rúa no sólo comparó la frustrada negociación emprendida durante su mandato con la que se cerró el viernes sino que incluso dijo que el resultado hubiera sido mejor : siempre y cuando, claro, se hubiera concretado, cosa que finalmente no ocurrió. "De haberse llevado adelante y no haber surgido las dificultades políticas que aparecieron y la actitud misma del Fondo Monetario, nos hubiese permitido llegar a un nivel de deuda igual al que hoy queda después de esta aceptación del canje, con el agregado de que hubiera sido sin default, o evitándolo", comparó el ex presidente radical.

Finalmente, De la Rúa reconoció que la crisis del 2001 y el default podrían haberse evitado si se hubiera encarado a tiempo una salida ordenada de la convertibilidad. "El momento era el año ’98, cuando había un fuerte crecimiento económico. Ahí, lamentablemente, en vez de hacerlo, se incrementó el gasto", dijo De la Rúa, que no aclaró por qué no encaró esa salida ordenada a partir de diciembre de 1999, cuando asumió la presidencia.

El otro en hablar fue Carlos Menem. "Es positivo, por supuesto", respondió cuando lo consultaron por el resultado del canje de la deuda en default. Y aunque no tuvo más remedio que reconocer el paso adelante que implicó el acuerdo con los acreedores, de todos modos deslizó críticas al Gobierno. "La deuda ha crecido en más de 5 mil millones de dólares", señaló.

A continuación, Menem no se privó de pintar un panorama negro para el futuro argentino. "Existe riesgo de inflación, que es importante, pero lo peor es que va a aumentar el número de pobres en la Argentina. Eso es sin duda lo más complicado", aseguró el ex presidente, que formuló estas declaraciones ayer, al presentar su precandidatura a senador nacional por La Rioja junto a un grupo de dirigentes en la Casa de Todos, la sede del justicialismo local.

Las declaraciones de los ex presidentes sorprenden porque, más allá de los cuestionamientos, implican un apoyo al Gobierno. Menem es un opositor acérrimo desde que decidió no presentarse al ballottage y suele cuestionar todas las políticas de Néstor Kirchner. De la Rúa cree que el peronismo -en particular el bonaerense, aliado principal del Gobierno- forzó su salida anticipada del poder. Las declaraciones de los ex mandatarios son una muestra del consenso que generó el resultado final del canje de la deuda.

***
Sorpresa y elogios

Los principales diarios del mundo, y en especial los dedicados al mundo financiero, coincidieron ayer en destacar la "alta aceptación" de los acreedores al "histórico" canje de deuda argentina y hasta resaltaron la labor del ministro de Economía como el principal artífice de esta operación exitosa. La mayoría de esos medios, a través de sus crónicas y editoriales, pronosticaban el fracaso del trueque. Y ahora, al igual que los desprestigiados gurúes, se muestran sorprendidos por el 76 por ciento de adhesión de los bonistas a la propuesta argentina.

En una nota titulada "Alta aceptación en el histórico canje de deuda", The New York Times sostuvo que "pese a todos los pronósticos, Argentina ejecutó la reestructuración de deuda más grande de la historia moderna" y que el ingreso al canje de más del 76 por ciento de los títulos en situación de default "permite al país dar vuelta la página de su peor crisis". "Esto es un éxito, en esencia, para Argentina, y permite al país moverse", dijo al New York Times el analista de estrategia de deuda de IDEAglobal, Enrique Alvarez.

También el diario Nuevo Herald de Miami destacó el alto nivel de aceptación que obtuvo la propuesta de reestructuración planteada por el gobierno argentino, "a cuya oferta unilateral los bonistas tuvieron que adherirse sin más remedio, tres años después de haberse declarado el mayor default de la historia".

En Londres, el Financial Times también puso énfasis en el alto nivel de aceptación del canje, que permitió a la Argentina dejar el "club de naciones endeudadas" al que se sumó cuando declaró el default en diciembre de 2001. Vale recordar que el FT fue, a lo largo del extenso proceso de salida del default, uno de los principales voceros de lobbistas, bancos y el Fondo Monetario. Sus editoriales y artículos tuvieron violentas críticas a la política del gobierno de Kirchner, augurando su fracaso. Incluso desestimaban opiniones de economistas que apoyaban la posición argentina.

Para la BBC era una cuestión previsible. Según la cadena británica, la cifra "oficial de la operación de canje de deuda -la mayor en la historia económica mundial- no sorprendió a nadie" y, tras reproducir las declaraciones del presidente Néstor Kirchner, agregó que "ya a comienzos de semana los principales analistas señalaban que la operación había sido un éxito... y seis semanas atrás, la mayoría dudaba de que el canje lograra esa cifra".

Reuters puso la mira en la gestión del ministro de Economía, Roberto Lavagna, al que calificó de "ingeniero de canje argentino con nervios de acero", al que los "mercados le tendieron una mano".

También en los medios españoles se ensalzó la alta aceptación del canje. El diario económico Expansión enfatizó que el éxito le da más aire a la Argentina para encarar la discusión de un nuevo acuerdo con el FMI. "Con el elevado grado de aceptación del canje, Lavagna irá más relajado a la reunión que se celebrará el lunes en Washington con el director gerente del Fondo Monetario Internacional", afirma la publicación.

***
Los bonos recuperan protagonismo

El día después del anuncio del resultado del canje, los mercados financieros reaccionaron con moderado optimismo. La atención estuvo concentrada en la operatoria del "mercado gris" de los nuevos bonos.

En su primer día de cotización, los bonos Discount subieron de 101,25 pesos a 101,60 pesos por cada lámina de cien, mientras que los títulos Par en pesos se mantuvieron en 37 y los Par en dólares permanecieron en el equivalente de 104 pesos. "Las operaciones de los títulos públicos surgidos tras el canje se iniciaron con mucha firmeza, evidenciando un gran interés de parte de los inversores", indicó Pablo Aldazábal, vicepresidente del Mercado de Valores de Buenos Aires.

Una reacción favorable a los resultados del canje de parte de uno de los actores del establishment financiero, cuestionado por Néstor Kirchner, fue la de la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s.

Ayer anunció que elevará la nota de la deuda soberana de la Argentina a largo plazo en moneda extranjera desde "Default" a "B-". Uno de los analistas de S&P, Sebastián Briozzo, estimó además que "en los próximos meses" la nota subirá a "B", después de que el Gobierno llegue a un acuerdo con el FMI.

En el mercado de acciones, el índice MerVal cerró con una leve alza de 0,26 por ciento, a 1581,3 puntos. En la semana, el indicador retrocedió 1,1 por ciento. El volumen negociado fue de 121 millones de pesos y el balance arrojó 32 alzas y 15 bajas, en tanto 16 papeles cerraron sin cambios.

En cuanto al dólar, la presión vendedora hizo retroceder la cotización dos centavos, a 2,92/2,95 pesos para la compra y venta, respectivamente.

"Como sucedió en la víspera, la banca privada se retiró de la plaza. Así, la actividad fue netamente vendedora y al billete lo sostuvieron las entidades públicas", comentó Fernando Izzo, apoderado de ABC mercado cambiario. El Banco Central terminó comprando 4 millones de dólares.

La autoridad monetaria dictó ayer medidas relacionadas con los nuevos bonos de deuda. En concreto, rehabilitó las operaciones de títulos en moneda extranjera en el mercado local a través de cuentas en la Argentina y contra "cable" en cuentas radicadas en el exterior y estableció límites a las entidades financieras para la compra de dólares. La medida fue saludada por el mercado, cuyas autoridades destacaron que "de no haberse reestablecido esta operatoria existía una alta probabilidad de que esas operaciones se trasladen a los mercados de Londres o de Nueva York".

***
Sangra por la herida

El titular de la Task Force Argentina (TFA), el italiano Nicola Stock, aseguró ayer que su asociación "no se frena" por los resultados de la operación de canje de deuda y prometió seguir "adelante" en la defensa de los ahorristas afectados por el default. "La TFA no se frena y va adelante con las acciones bajo tutela de los inversores", sentenció el derrotado lobbista de los bancos. El dirigente, un ex alto directivo bancario, sostuvo que esperará las cifras finales del canje, a difundir el 18 de marzo próximo, para definir los pasos a seguir por la entidad. "Las cifras comunicadas por el Gobierno argentino sobre la adhesión al canje son a la espera de la confirmación final", relativizó Stock, poniendo énfasis en la diferencia de aceptación que existe entre los tenedores argentinos de títulos defaulteados y los extranjeros. La TFA está esperando una respuesta del FMI, al que transmitió las preocupaciones que le genera la clausura del canje local a través de una nota. "La anómala reestructuración crea un precedente financiero peligroso", advierte Stock.

Retour en haut de la page

El Correo

|

Patte blanche

|

Plan du site