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1ro de marzo de 2011

El Patrón del FMI juega contra América Latina

Dominique Strauss-Kahn va con propuestas sesgadas por América Latina.

La propuesta es frenar la economía de la región.

por Tomás Lukin

 

Todas las versiones de este artículo: [Español] [français]

En el inicio de su viaje por América latina, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, se mostró preocupado por el rápido crecimiento que exhiben las economías de la región. Por eso, propone « eliminar las políticas de impulso a la demanda agregada », « profundizar la apreciación del tipo de cambio » e « incrementar las tasas de interés ».

Desde la visión del organismo multilateral, el objetivo es impedir que el auge se transforme en caída. En cambio, de acuerdo con la experiencia pasada, esa propuesta deriva en que la actual bonanza culmine en una crisis. Durante los próximos días, el titular del FMI visitará Brasil y Uruguay con recomendaciones que apuntan a « mejorar el clima empresarial » y « la recomposición del espacio fiscal perdido », eufemismo para el ajuste de gasto público.

Ayer concluyó la visita de Strauss-Kahn por Panamá, el primer destino de la gira. El economista francés alentó a ese gobierno a « mantener la demanda interna bajo control y evitar el recalentamiento ». El mecanismo sugerido fue la austeridad fiscal. El titular del FMI desembarcará mañana en Uruguay para finalizar su recorrido un día después en Brasil repitiendo su receta. En ambas escalas, será recibido por los presidentes José Mujica y Dilma Rousseff.

Los lineamientos que pretende transmitir en su viaje el directivo del Fondo fueron anticipados en un blog del organismo con el título « América latina: ¿Cómo convertir lo bueno de hoy en lo mejor para mañana?». En ese breve documento, Strauss-Kahn considera que el crecimiento de los países latinoamericanos está dado exclusivamente por las condiciones favorables de financiamiento externo y los elevados precios de las materias primas. El análisis que reproduce el FMI desconoce la relevancia de las decisiones de política internas que permitieron a las economías latinoamericanas impulsar los procesos vigentes en un contexto internacional favorable.

La inflación, el rápido crecimiento del crédito y el auge de los mercados de valores son las señales de recalentamiento que advierte el titular del organismo multilateral. Para enfrentar esos « flagelos » propone un programa de tres pasos: adoptar una política fiscal más rigurosa, apreciar el tipo de cambio y subir las tasas de interés. El primer eslabón implicaría debilitar las políticas de impulso a la demanda agregada. En Brasil, Argentina y Uruguay los programas de transferencias condicionadas como el « Bolsa Familia », la «Asignación Universal por Hijo» y el « Nuevo Régimen de Asignaciones Familiares », respectivamente, tuvieron un impacto significativo en la reducción de la pobreza y la indigencia. Strauss-Kahn destaca en su blog la relevancia de estos programas [Ver abajo].

La apreciación del tipo de cambio es un hecho en Brasil y Uruguay. Ambos países experimentaron la revalorización de sus monedas frente al dólar a lo largo de los últimos años. El FMI la propone para atenuar la entrada de capitales especulativos. Sin embargo, la experiencia de Brasil evidencia que el orden de causalidad es el inverso: la entrada de esos flujos profundiza el alza del real frente al dólar y ni con mayores impuestos a ese tipo de operaciones se logra atenuar el ingreso de capitales. Por el contrario, en el escenario global actual, las elevadas y atractivas tasas de interés en términos reales vigentes en el país vecino, como las que propone el FMI, son las que estimulan la entrada de esos flujos especulativos.

Página 12. Buenos Aires, 1er marzo de 2011.

***

América Latina: Cómo convertir lo bueno de hoy en lo mejor para mañana

Por Dominique Strauss-Kahn
FMI. USA 25 de febrero de 2011.

(Versión en English Português)

En los últimos años, América Latina ha disfrutado de un tremendo dinamismo económico y un aumento de la calidad de vida de su población. Pero ahora, frente a nuevos retos, la pregunta que debe plantearse es: ¿cuál es la mejor manera de mantener este progreso?

En mi viaje por la región esta semana, durante el cual visitaré Panamá, Uruguay y Brasil, espero intercambiar puntos de vista con autoridades oficiales, parlamentarios, y estudiantes universitarios [Leer :Diálogo del FMI con la Juventud de Uruguay ] sobre los principales retos que sus países enfrentan en estos momentos. Permítanme mencionar tres temas que me gustaría abordar durante mi viaje.

En primer lugar, en momentos en que la región disfruta de una época de « vacas gordas » ¿debemos preocuparnos de que esto sea demasiado bueno?

Las economías de América Latinaestán creciendo rápidamente, impulsadas por las condiciones favorables de financiamiento externo y los precios elevados de las materias primas. Pero están surgiendo señales de recalentamiento que podrían resultar preocupantes: el aumento de la inflación, el rápido crecimiento del crédito y el auge de los mercados de valores.

Todos sabemos cómo puede terminar esta historia si los responsables de formular las políticas públicas no actúan lo suficientemente pronto para impedir que el auge se transforme en caída. Por esta razón, quizás el principal reto a corto plazo que hoy afrontan dichos responsables es orientar a las economías regionales hacia un aterrizaje suave.

El retiro del estímulo macroeconómico adoptado durante la crisis deba ser, probablemente, el primer paso que dar, y ya algunos países lo están haciendo. Los países podrían empezar por adoptar una política fiscal más rigurosa para aumentar los tipos de interés. En otros casos sin embargo, el incremento de presión inflacionaria demanda acciones tanto en la política fiscal como monetaria. La flexibilidad en el tipo de cambio también es importante. En el actual contexto, la apreciación de la moneda puede contribuir a atenuar las entradas de capitales, ya que hace que los inversionistas extranjeros piensen mejor sobre futuros riesgos cambiarios. Asimismo, para salvaguardar la estabilidad financiera se requiere de medidas prudenciales más rigurosas. Finalmente, si bien el control de flujos de capital puede ser una medida temporal en algunos casos, ésta no debe ser considerada como sustituto de medidas macroeconómicas o prudenciales.

En segundo lugar, ¿están preparadas las economías regionales para enfrentar las épocas de vacas flacas?

En momentos en que la crisis financiera mundial recién se desvanece de nuestra memoria, puede parecer prematuro pensar en posibles shocks futuros. Pero la economía mundial aún es vulnerable a ciertos riesgos y siempre es bueno estar preparados para posibles cambios en el contexto económico. La experiencia de América Latina en la última crisis, que la capeó mucho mejor que casi todas las demás, demuestra las ventajas de establecer mecanismos amortiguadores y reducir la exposición al riesgo en épocas de bonanza. En la última década, diversos países de la región fortalecieron sus marcos de política económica, redujeron su deuda pública, aumentaron sus reservas de divisas, permitieron una mayor flexibilidad cambiaria y mejoraron los mecanismos de supervisión y regulación financiera. Todos estos elementos contribuyeron al éxito de la región.

¿Y qué hay del camino por delante? Permítanme mencionar dos áreas en las que los países de América Latina y, ciertamente, los países de todo el mundo, harían bien en concentrar sus esfuerzos.

Para empezar, está el aspecto del espacio fiscal. Una de las principales enseñanzas obtenidas de la crisis financiera mundial es que las economías cuyas finanzas públicas son más robustas presentaban un mayor “espacio fiscal” para contrarrestar el efecto de la crisis y proteger a los más vulnerables. De cara al futuro, los países deberían recomponer el espacio fiscal perdido, y de hecho, ir más allá, cuando sea necesario, para disminuir sus deudas a niveles que sean seguros. Panamá es uno de los países en América Latina que ya está yendo en esta dirección.

En segundo término se presenta el tema de la estabilidad financiera. También gracias a la crisis, aprendimos de la velocidad con que algunos problemas financieros aparentemente aislados pueden llegar a extenderse por todo el sistema financiero, afectar a todos los sectores de la economía y propagarse cruzando las fronteras nacionales. Necesitamos mejores instrumentos para vigilar los riesgos, tanto dentro de las instituciones como entre ellas. Los organismos de regulación y supervisión deben estar facultados para adoptar medidas preventivas tempranas. Aquí en América Latina varios países —incluido Brasil— están ya fortaleciendo sus regulaciones financieras macroprudenciales.

Por último, ¿cuál es la mejor forma de compartir estas épocas de vacas gordas con todos los sectores de la sociedad y las generaciones futuras?

La región ha sufrido una transformación espectacular en la última década, que ha generado que decenas de millones de ciudadanos salgan de la pobreza. En Uruguay, por ejemplo, la tasa de pobreza se ha reducido notablemente en 10 puntos desde el 2004. Actualmente, el reto para la región radica en emprender una segunda etapa de transformación regional que produzca las reformas necesarias para sustentar un vigoroso crecimiento que beneficie a las generaciones venideras y permitir que los frutos del crecimiento puedan ser compartidos por toda la población.

Es indudable que las reformas que impulsan el crecimiento de la productividad, como la revitalización de la infraestructura y las mejoras en la educación y la capacitación, resultan fundamentales. La mejora del clima empresarial y el fortalecimiento de la gobernabilidad también son elementos importantes de una estrategia que favorezca el crecimiento.

Pero el crecimiento por sí mismo no es suficiente. Hay una profunda desigualdad en la región, con cerca de la tercera parte de su población viviendo aún en pobreza. Los líderes de toda la región están altamente comprometidos a luchar contra este mal. La mayor eficacia de la red de protección social es una parte importante de la estrategia. En este sentido, los innovadores programas de transferencias condicionadas de dinero —como por ejemplo el programa bolsa familia en Brasil— están jugando un papel muy importante y de hecho están siendo emulados alrededor del mundo. Otras prioridades como el aumento del gasto social y la mejora de la calidad de prestación de los servicios, tanto en educación, salud y infraestructura pública, son también prioridades fundamentales

En resumen, América Latina ha recorrido un largo camino durante la última década. Pero la transformación de la región aún no ha concluido. Los líderes de toda la región deben capitalizar al máximo las actuales condiciones favorables, haciendo que la transformación de sus países vaya un paso más allá, y así asegurar que los beneficios del crecimiento sean compartidos ampliamente en sus sociedades.

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