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26 décembre 2002

Distorsión comercial, compleja numerología estadística y trampas políticas de los mercados agrícolas mundiales.

El enrarecido panorama global

 

En un reciente editorial del The New York Times y en un informe del director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se explican, desde "esa óptica de la mirada ajena", como el mercado agrícola mundial -especialmente el nuestro- está manipulado en favor de los países ricos y denuncian (cosa extraña) sus propios manejos.

Por Juan Bazán

El informe mediático

El editorial del prestigioso diario neoyorkino sostiene que los subsidios y las barreras aduaneras son los medios de los que se valen la Unión Europea, los Estados Unidos, Japón y otras naciones para manipular el sistema agrícola mundial en favor de los países ricos. Los granjeros mexicanos -dice- tienen una sola meta : tratar de ganarse la vida, pero cada vez más descubren que sus cosechas se acumulan en montañas de vegetales sin vender, porque los granjeros de Kansas y Nebraska venden su propio maíz en México a precios muy inferiores a los de los productos aztecas.

Las ventajas de los norteamericanos -avanza el editorial- no se derivan de una mayor eficiencia sino de los enormes subsidios que reciben y les permiten exportar a precios que están por debajo del costo real de producción. Las barreras arancelarias impiden el ingreso de productos del tercer mundo a los Estados Unidos, lo que vale también para Europa y Japón. Estos mecanismos de protección constituyen la clave ’que mantiene en el subdesarrollo a los países del tercer mundo’, donde cerca de 3 mil millones de personas viven con menos de dos dólares cada uno por día, lo que hace suponer cuánto significaría para ellos una reducción de los subsidios como contribución al combate contra la pobreza.

Los subsidios por 300 mil millones de dólares que las naciones ricas ’pagan a sus más ricos granjeros y agroempresas’ crean una sobreoferta de algunos productos que se venden en ’dumping’ en el mercado mundial. ’Seguir con el actual curso perverso aumentará la inestabilidad social y la devastación ambiental en el mundo en desarrollo. Significará un incremento en la inmigración ilegal para buscar empleo en países más ricos. Cualquier esfuerzo serio para combatir la pobreza extrema, promover el desarrollo en el tercer mundo y compartir los beneficios de la globalización debe empezar justamente con un ataque radical contra los subsidios agrícolas. Y debe comenzar ahora’, concluye el editorial.

La manipulación de los países ricos

En opinión del diario, ’el sistema agrícola del mundo está manipulado para favorecer países ricos’ ; los subsidios agrícolas y la política comercial constituyen ’el núcleo mismo de lo que está manteniendo subdesarrollado al mundo en desarrollo’ ; los subsidios de los Estados Unidos, Europa, Japón y otras naciones se ’pagan a sus más ricos granjeros y agroempresas’. Estas tres proposiciones son la base de los reclamos de los países que constituyen el Grupo CAIRNS. No obstante, la última, referida a los más ricos granjeros y agroempresas, conducen a una visión realista y menos ideologizante de la política agraria y económica en general.

Sirve de ejemplo lo que ocurre en los Estados Unidos. El esquema agroindustrial norteamericano que se ha universalizado parte de la producción primaria, abarca la industrialización y culmina en el mercado de consumo. Los mayores beneficiarios de los subsidios, generalmente conocidos como ’agrícolas’ son los granjeros más ricos y las agroindustrias. Es conocido el caso del subsidio al maíz ; los más beneficiados no son los ’farmers’ sino los elaboradores de gaseosas, golosinas y hamburguesas que lo utilizan como insumo básico.

Los cambios tecnológicos de la agricultura
estadounidense convirtieron al país, en menos de un siglo, en una nación urbana e industrial (Rifkin). En 1850 el 60% de la población trabajadora se empleaba en ese sector, en tanto que en la actualidad menos del 2,7% de los trabajadores del país se dedican a la agricultura. Cambió también el esquema productivo : hay menos granjas pero de mayor superficie. Avanzaron los productores más fuertes y en la actualidad existen 32 mil grandes explotaciones agrícolas que representan más del 38% de las ventas totales de los Estados Unidos ; aunque la población rural total sea inferior a 3 millones de personas, es el sustento de la industria alimentaria que emplea a más de 20 millones. La industria de la alimentación y de las fibras es el mayor sector industrial del país y más del 20% del producto interior bruto y el 22% de la masa laboral depende de los productos agrícolas y ganaderos que se producen en el país.

En rigor de verdad, los llamados subsidios a la agricultura no son sino manifestaciones de una renovada tendencia al proteccionismo, que reniega en los hechos del ’libre comercio mundial’, lo que supone que las economías están volviendo a formas más tradicionales enraizadas en la historia de la mayoría de las naciones más poderosas. Este es un dato decisivo para tener en cuenta por los países en crecimiento que atraviesan por situaciones sumamente críticas como acontece en la Argentina.

A los países del Grupo CAIRNS no les queda otra alternativa realista que mantenerse firmes en sus reclamos en el seno de la OMC, para conseguir que los negocios agrícolas se lleven a cabo con las reglas que se aplican a las transacciones industriales y de servicios. La agenda fijada en Qatar el año pasado hizo pocos avances ; no obstante, habrá que persistir en los reclamos porque no es imaginable que se obtengan concesiones fáciles de quienes manipulan el mercado agrícola en favor de los países ricos.

El informe de la OMC

Que los subsidios siguen siendo factor de distorsión en el comercio agrícola mundial es el tema central de un informe del director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Este explica cómo se desarrollaron durante los últimos años las subsidios en el sector agrícola en los diferentes países del mundo. En el mismo trabajo, se analiza el número de iniciaciones de investigación ’antidumping’ cuya tendencia fue en aumento, con un máximo de 355 casos en 1999 y 347 en 2001.

Aunque no existe ningún indicio que permita contabilizar a nivel mundial la utilización de subsidios, incluyendo la desgravación fiscal, cierto número de factores que abarcan desde la reducción del déficit fiscal en las principales economías hasta la introducción de reformas estructurales orientadas al sector privado en los países en desarrollo, han contribuido a frenar la utilización de subvenciones en el sector manufacturero y de servicios. Según la OMC, a través del Acuerdo sobre la Agricultura se ha logrado cortar la ayuda a este sector, aún cuando se reconoce que la ayuda a los productores continúa siendo grande, particularmente en los principales países industrializados. Se estima que la ayuda total de los países de la OCDE a la agricultura disminuyó ligeramente en 2001, pasando de 321.000 millones de dólares en 2000 a 311.000 millones.

La estimación de ayuda a los productores de los países de la OCDE, según la OMC disminuyó, de 242.000 millones de dólares en 2000 a 231.000 millones en 2001, es decir del 32% al 31% de los ingresos agrícolas totales, en comparación con el 38% del período 1986/88.

El papel de la OCDE

Entre los países de la OCDE, la mayor parte corresponde a la Unión Europea (40%), seguida por los Estados Unidos, (21%), Japón (20%), República de Corea (7%) y México (3%). Una excepción al descenso general de esta ayuda a los productores fue la Unión Europea durante los años 2000/2001, en que los guarismos aumentaron del 34% al 35%. Esto significa que por cada euro ganado por el agricultor de la Unión Europea en 2001, 35 centésimos procedían de medidas de ayuda. Las estimaciones de ayuda a los productores del Japón fue del 59%, los Estados Unidos 21% y Canadá 17%. En estos cuatro integrantes de la denominada Cuadrilateral, la ayuda durante 2001 fue considerablemente mayor que en 1997. Los niveles más bajos de la ayuda durante 2001 fueron los de Nueva Zelanda (1%) y Australia (4%) y los más altos, junto con el Japón, se dieron en Islandia, Noruega y Suiza con niveles superiores al 60%. Al igual que en 2000, la ligera disminución de tal ayuda refleja principalmente la subida de los precios mundiales y por ende, la disminución de la disparidad entre los precios nacionales y los internacionales, lo que determinó que disminuyera el sostenimiento de los precios.

Aunque se recurre en menor medida al sostenimiento de los precios del mercado y a los pagos basados en la producción, estas formas de ayuda continúan predominando en la mayoría de los países de la OCDE y en conjunto representan el 69% de la ayuda a los productores. La proporción representada por esta ayuda, si bien es inferior al 92% que alcanzó en 1986/88 continúa siendo alta, distorsionando la producción y el comercio y contribuye por lo tanto a la superproducción de los países de la OCDE, en detrimento tanto de los miembros de la OCDE , cuya ayuda es relativamente baja, como de las naciones que no la integran. En otro párrafo se afirma que ’muchas veces se defiende la ayuda al sector agrícola afirmando que protege a los pequeños agricultores y a la vida rural tradicional. Sin embargo, con el acuerdo de la Política Agrícola Común, el 70% de la ayuda se asigna al 25% de las explotaciones más grandes de la Unión Europea. En los Estados Unidos, los porcentajes de ayuda que se brindan al 25% de las explotaciones más grandes alcanzan al 89%, en Canadá el 75% y en Japón el 68%’.

Aunque la tendencia a la disminución de la ayuda a la agricultura, junto a la evolución hacia la adopción de medidas que tengan menos efectos de distorsión pueden ejercer menos presión sobre el medio ambiente y ser más eficaces para sostener los ingresos agrícolas y para alcanzar otros objetivos de política, la continuidad en el predominio de las formas de ayuda que más distorsiones causan significa que los agricultores de muchos países de la OCDE siguen permaneciendo, muchos de ellos, aislados del mercado mundial. Esto provoca una reducción del crecimiento agrícola y de las oportunidades de desarrollo de las naciones que no pertenecen a la OCDE.

El generoso país del norte de América

En los Estados Unidos, donde el sector agrícola está más orientado al mercado que en otros países de la OCDE, la Ley de Seguridad Agrícola e Inversión Rural de 2002 elevó considerablemente las subvenciones agrícolas. Según el FMI, la supresión de la ayuda agrícola, lo cual incluye aranceles y subvenciones, como parte de un esfuerzo global por reducir los obstáculos comerciales, haría que el bienestar económico mundial aumentase en 128.000 millones de dólares al año. La mayor parte de esta suma se debería a la supresión de los aranceles. Sin embargo, casi 98.000 millones de dólares de ese aumento de bienestar correspondería a los países industrializados, por el incremento de la eficiencia de la producción y la baja de los precios de los alimentos. Para muchos consumidores, las ventajas que obtendrían los países en desarrollo también serían considerables, de unos 30.000 millones de dólares. Los subsidios se practican en sectores distintos de la agricultura. Aunque su implementación no se limita en modo alguno a las dos economías más grandes que son miembros de la OMC, los Estados Unidos y la UE. Sus repercusiones sobre las condiciones de competencia en los mercados mundiales tienden a ser considerables. Las estadísticas preparadas por la Comisión Europea, que supervisa la ayuda estatal de la UE, muestran una continua disminución desde 1995. La OMC considera que no se dispone de ninguna evaluación global similar sobre la ayuda prestada en los Estados Unidos en los planos federal, estatal o local, pero no hay ninguna razón para creer que la tendencia vaya en aumento.

Las subvenciones tienden a estar orientadas de forma precisa a sectores específicos, determinados tipos de empresas, por ejemplo, pequeñas y medianas, regiones desfavorecidas o ciertos objetivos, como el desarrollo tecnológico o la protección ambiental. Las prácticas seguidas en materia de subvenciones en ambos lados del Atlántico, han demostrado ser una fuente persistente de diferencias en la OMC.

Medidas de defensa comercial

Las medidas de defensa comercial, tales como el ’antidumping’, las medidas compensatorias y las salvaguardias, están pemitidas por los Acuerdos pertinentes de la OMC, con sujeción a ciertas normas preestablecidas. El número de investigaciones iniciadas, especialmente sobre ’dumping’, aumentó considerablemente desde 1995. Esto suscita preocupaciones por la utilización indebida de tales diposiciones, que se adoptaron para proteger a los países contra el comercio desleal resultante del ’dumping’ o de la utilización de subsidios. Algunos consideran que la aplicación de tales disposiciiones constituyen un obstáculo no arancelario al comercio. Otros integrantes han expresado inquietud por la utilización indebida de estos procedimientos, como pretexto para proteger a los productores nacionales de mercaderías similares.

La cantidad de investigaciones ’antidumping’ notificadas a la OMC aumentó continuamente. De 157 en 1995 a un máximo de 355 en 1999 ; después de bajar a 288 en 2000, parece que en 2001 se produjo un nuevo aumento y se llegó a 347. Esta tendencia ascendente se debe, en parte, al aumento del número de miembros que informan al respecto, cantidad que pasó de 18 en 1995 a 25 en 2001. Las nuevas medidas impuestas, según informaron los miembros, pasaron de 235 en 2000 a 159 en 2001.
El informe del director general de la OMC concluye diciendo que los países que con más frecuencia son objeto de la iniciación de investigaciones ’antidumping’ son los que están en vías de desarrollo y con economías en transición. En la mayoría de los casos, las investigaciones son iniciadas por otras naciones en desarrollo.

ARGENPRESS.info, del 24 de diciembre 2002.

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