recherche

Accueil > Argentine > Économie > Privatisées > Services Publics : eau, électricité, ordures, etc > Chirac pidió Kirchner soluciones para el conflicto con Aguas del Grupo (...)

23 janvier 2005

Chirac pidió Kirchner soluciones para el conflicto con Aguas del Grupo Suez : "Si deben retirar la concesión, háganlo"

 

Toutes les versions de cet article : [Español] [français]

Néstor Kirchner y Jacques Chirac se reunieron de nuevo en el Palacio Elíseo. Kirchner invitó al francés a viajar a la Argentina. La comitiva presidencial se retiró satisfecha del Palacio Elíseo. Chirac desparramó elogios para la recuperación económica argentina y para los avances registrados en las causas por violaciones a los derechos humanos. Respecto del conflicto de Aguas Argentinas, que maneja la francesa Suez, pidió soluciones y que el diferendo no enturbie la relación bilateral.

Por Sergio Moreno
Página 12. París, 21 de febrero del 2005

"Si deben retirar la concesión, háganlo"

Néstor Kirchner consiguió, ayer por la mañana, lo que había venido a buscar a París, más alguna yapa. Fue recibido en el Elíseo -la sede del gobierno francés- por el presidente Jacques Chirac que lo elogió por la recuperación sostenida "económica y financiera" de la Argentina, por su posición internacional de apoyo al multilateralismo, por su acción en Haití y por la faena realizada en materia de derechos humanos desde hace más de un año, puntualmente por la situación del represor Alfredo Astiz.

Además, le ratificó que Francia mantendrá su apoyo a la Argentina en los organismos internacionales de crédito y en el G-7. Y el plus lo puso la actitud que adoptó Chirac ante el conflicto que el gobierno argentino mantiene con Aguas Argentinas y su controlante francesa, Suez. Chirac dijo que la tensión "era una piedrita en el zapato que no nos deja caminar ; hay que sacarla y seguir adelante", según reveló el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, presente en la reunión.

Con ello, el presidente galo abrió un paraguas político para que el diferendo "no enturbie" las relaciones pero, a la vez, hizo un guiño para que la administración Kirchner, si quiere ser drástica, lo sea. "Si tienen que quitarle la concesión, háganlo", dijo Fernández que fueron las palabras de Chirac.

El encuentro comenzó puntualmente, cuando el Peugeot 604 que traía a Kirchner y a su mujer, la senadora Cristina Fernández, ingresó al piso de grava del patio interno del Palacio Elíseo. Un regimiento de dragones, luciendo uniformes de gala, recibió a la pareja y al embajador argentino en Francia, Juan Archibaldo Lanús. Por la puerta de ingreso general entró la comitiva que iba a participar del encuentro con Chirac : Alberto Fernández, el canciller Rafael Bielsa, y el ministro de Economía, Roberto Lavagna. También lo hicieron el vocero presidencial, Miguel Núñez, y el jefe de Gabinete del canciller, Aníbal Gutiérrez.

Chirac recibió en la puerta, en medio de sones marciales, sólo a Kirchner. Tras el abrazo y las fotos, los hizo pasar a un salón donde se sentaron, además, por la parte francesa, funcionarios diplomáticos del Quai D’Orsey, y el embajador francés en Buenos Aires y "buen amigo" de la empresa Suez, Francis Lott (en el gobierno argentino le adjudican atesorar una antigua amistad con el presidente de la empresa, Ives Thibaud De Silguy).

De las sonrisas, pasaron a la acción.

Déjame que te cuente

Chirac, con la cordialidad de un anfitrión reconocido por su buen trato, rápidamente cedió la palabra a Kirchner, pidiendo escuchar su relato sobre la evolución económica y política de la Argentina. El presidente argentino comenzó a trajinar el discurso económico y, en su salsa, ofreció números, comparaciones y tendencias de la economía argentina y de indicadores como tasa de desempleo, pobreza e indigencia y nivel de inversiones.

Enganchando conceptos, el patagónico enlazó las mejoras producidas desde hace más de un año -fecha en la que había visitado Francia por última vez, al inicio de su mandato- con la situación de la democracia en la Argentina y la posición internacional de su gobierno : apoyo al multilateralismo, integración regional, defensa del proceso en Haití (ahí aprovechó para recordarle a Chirac que Bielsa es, en estos momentos, presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas).

Paso seguido, Kirchner mostró las tres carpetas -un total de 900 carillas- que había traído Alberto Fernández donde se resumía parte de la vida y obra del represor Astiz : su pedido de captura, encarcelamiento, situación procesal, estado de la causa y antecedentes previos.

En ese momento, Chirac tomó las carpetas y le agradeció que haya impulsado la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida para que El Cuervo (que en Francia fue juzgado y condenado en ausencia a cadena perpetua por el secuestro, tortura y desaparición de las monjas Leonie Duquet y Alice Domon) esté preso. "Estaba más que satisfecho", dijo un funcionario presente en la reunión, que abundó : "Incluso, aprovechó para felicitarlo por la designación de Méndez Carrera en el Gobierno". Horacio Méndez Carrera es el abogado de los familiares de las monjas francesas asesinadas y, desde hace quince días, es subsecretario de Derechos Humanos de la Cancillería. La charla sobre Astiz se llevó una parte importante de los 45 minutos que duró el encuentro.

Aprovechando que había tomado la palabra, Chirac comenzó a construir su discurso. Comenzó elogiando la recuperación económica y, según contaron varios funcionarios argentinos que participaron del rendez-vous, el sostenido crecimiento que, dijo, parecía se iba a mantener. "Por eso cada vez que apoyo a la Argentina ante los organismos de crédito internacionales y ante mis colegas del G-7 lo hago sin complejos, me sobran argumentos. Así se lo hice saber al anterior director ejecutivo del FMI (Hörst Koehler) y al actual (Rodrigo Rato) y les dije que iba a seguir apoyando a la Argentina en el Fondo", contaron que dijo Chirac.

Tras derramar tales mieles, recordó que Francia es el tercer inversor extranjero en la Argentina (antecedida por Estados Unidos y España) y que ambos países tienen una relación histórica, política y económica que se debe seguir profundizando. "Esta es la oportunidad propicia", dijo Chirac, con aire fundacional.
En ese punto, el presidente galo echó a la mesa el affaire Aguas.

Sin interrumpir el hilo de su relato, Chirac dijo lo siguiente, según contaron a este diario tres altos funcionarios que participaron de la reunión, entre ellos Alberto Fernández. "Entre las muchas empresas francesas que tienen intereses en la Argentina está el caso de Suez. Este caso hay que resolverlo, este caso no puede estar actuando sobre otros inversores franceses, influyéndolos. Si deben denunciar el contrato y retirar la concesión, háganlo. Situaciones como éstas son incidentes, no puede ser que nos paralice. Es como una piedrita en el zapato : debemos quitarla y seguir caminando. Yo no sé quién tiene la razón, lo que sé es que éste no es un tema del gobierno francés. Es más, en su momento dije que Suez nunca debió entrar en la Argentina."

Kirchner sintió que la sintonía con su par francés se ajustaba más de lo que se puede esperar del protocolo y la simpatía. Chirac acababa de poner un paraguas político al tema, corriéndolo de la relación bilateral -paralelamente, en esos mismos instantes, dos hombres del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, seguían negociando en el Hotel Meurice con los titulares de Suez, Thibaud de Silguy, y el de Aguas Argentinas, Jean-Bernard Lemire, el entuerto.

Según contaron a Página/12 fuentes del gobierno argentino, la negociación seguía compleja, bastante dura (Ver más abajo : Mantendremos el diálogo abierto hasta el final"... )-. Con ello, a la vez desata las manos del gobierno de Kirchner y debilita la posición de Suez en la negociación. Es cierto que dentro del gobierno argentino hay quien piensa que esto no es nada para festejar y que, quizá, si se quitase la concesión la litis terminaría en los tribunales internacionales, con claras desventajas para la posición criolla (de hecho, Aguas presentó una denuncia ante el Ciadi).

Pero no menos cierto es que, si bien Chirac extendió una especie de patente de corso, la administración del patagónico no quiere llegar a ese punto. "No estamos pensando en reestatizar, no queremos que un inversor extranjero se vaya", dijo a Página/12 un alto funcionario argentino. En la delegación argentina se empeñaron en destacar que, si bien una parte importante de la atención pública está en esta negociación, "el tema de Aguas es apenas un temita, y con Chirac se habló poco rato".

Finalmente, Kirchner invitó a Chirac a venir a la Argentina, a lo que el francés aceptó y recordó su última visita a Buenos Aires, en 1996.
Cuando terminó el encuentro, el vocero del Elíseo, Jerome Bonafont, leyó un comunicado oficial donde se destaca que el presidente francés :

 saluda el proceso de reconstrucción económica y financiera de la Argentina y manifiesta su confianza en la capacidad argentina de prosperar en su recuperación.

 con respecto a las empresas de servicios públicos, subraya que es de capital importancia proceder a un acuerdo rápido para los casos difíciles a efectos de no enturbiar la confianza en otros inversores franceses en la Argentina.

 felicita al Presidente por la acción determinada de las autoridades argentinas contra la impunidad de los crímenes cometidos durante la dictadura y felicita principalmente el espíritu de cooperación de las autoridades judiciales entre la Argentina y Francia.

 expresa el apoyo de Francia en la organización económica y financiera del país.

Horas después de la reunión en el Elíseo, después incluso de haber participado exponiendo en el Foro Europa-América latina organizado por el BID (ver aparte), Kirchner se mostró contento con el resultado de la reunión. Quienes pudieron conversar con él, contaron a este diario que sostuvo que Chirac "tiene códigos claros que yo comparto plenamente" y destacó que el francés sabe perfectamente lo que funciona bien y lo que funciona mal entre las empresas galas que operan en la Argentina.

***
"Mantendremos el diálogo abierto hasta el final", promete De Vido

El ministro de Planificación y su equipo tuvieron reuniones con empresarios franceses. Confirmaron inversiones en combustible pero el problema persiste en las negociaciones con la empresa Suez.
El titular del BID, Enrique Iglesias, flanqueado por Lavagna y los gobernadores Acevedo y Solá.

Por S. M.
Página 12. París, 21 de enero del 2005

El ministro de Planificación, Julio De Vido, mantiene en este viaje una agenda paralela a la del presidente Néstor Kirchner, además de abigarrada, compleja. Es el encargado de monitorear cómo marchan las negociaciones con la empresa Suez, controlante de Aguas Argentinas, y de mantener otros encuentros con otras compañías francesas. Ayer lo hizo con la petrolera Total -que ratificó una inversión de 400 millones de dólares que había anunciado en octubre pasado-, con el Correo Francés y con Alston, una fabricante de vagones de tren que tiene talleres de mantenimiento en La Plata. Los dichos del presidente Jacques Chirac a Kirchner fueron bienvenidos por los negociadores argentinos ante Suez, aunque De Vido se preocupó por aclarar ante la prensa que él "es dialoguista y quiere mantener el diálogo hasta el final". Todavía el final está abierto.
Cada asunto tuvo su esfuerzo. Algunos fueron gratificantes, otros son proyectos, otros son más complejos.

Veamos cada caso.

 Dale gas. Por la tarde de ayer, De Vido estuvo reunido con Thierry Desmarest, el presidente de la petrolera Total. Las conversaciones estuvieron referidas a las inversiones que la empresa -que ya trabaja en el sur argentino, frente a Río Grande, en Tierra del Fuego, en una plataforma off shore- había anunciado en octubre pasado, unos 400 millones de dólares. Total descubrió un yacimiento de gas que se llama Aries Carina, cuya tamaño podría ser similar al de Loma de la Lata, en Neuquén, actualmente uno de los más grandes de América. Total había hecho la promesa de inversión y ya lleva abonado un 20 por ciento de esa cifra. Ayer, en la reunión con De Vido, Desmarest quiso saber qué iba a ocurrir con el gas que la Argentina compraba a Bolivia, si esa decisión no se chocaba con el gas que se está extrayendo de Aries Carina. De Vido le dijo que una cosa no era excluyente de la otra, que el gasoducto San Martín, de TGS, a cargo de Petrobras, se estaba construyendo, que se iba a poder transportar el gas hacia el norte y que el objetivo era generar excedentes a efectos de que pudiese ser exportado (sin excedencia no hay exportación, si bien vale recordar que la Argentina aún no ha superado sus problemas de demanda energética). Total dispuso, según confió De Vido, continuar con plan de inversión por el resto del volumen anunciado.

 Bienvenidos al tren. De Vido también mantuvo una reunión y una cena con los directivos de la ferroviaria Alston, empresa que se dedica a reparar vagones de trenes y que tiene un taller en La Plata. El gobierno argentino está gestionando la compra de vagones de la empresa ferroviaria española Renfe, que quiere reparar en los talleres platenses de Alston. El proyecto está en vías de desarrollo.

 La última carta. El ministro además se vio con directivos del Correo Francés para que una delegación de expertos viaje a la Argentina a estudiar el sistema que desarrolla el Correo Argentino (en manos del Estado) y analizar, entre otras cosas, legislación y funcionamiento. También se habló de colaboración en filatelia y de emitir un sello conjunto sobre Carlos Gardel, por su condición de franco-argentino.

 Las aguas bajan turbias. La negociación con Suez y Aguas Argentinas es, según palabras de De Vido, la más compleja y dura. Ayer fueron los delegados del ministro quienes mantuvieron la segunda reunión de trabajo en dos días. El problema central radica en la inversión que no hizo la empresa y "en aquellos que no tienen servicio porque esa falta de inversión los privó de él", según el ministro. De Vido adelantó que el Estado argentino ya tomó la decisión de ser parte de esas inversiones : está licitando la construcción de 4 plantas de tratamientos de líquidos cloacales en la provincia de Buenos Aires, por un costo de 250 millones de pesos. La Nación hará esas plantas y el Estado provincial realizará la red troncal gruesa. "Eso hay que hacerlo ya y se está haciendo ; no podemos hacer esperar a la gente", dice. El Gobierno intenta ahora dar cobertura legal a esa inversión. La discusión por las tarifas ya fue explicada por este diario. De Vido se dice acuerdista ; sabe que los dichos de ayer del presidente Chirac mejoraron la posición relativa del Estado argentino en la negociación con Suez. "Agotaremos todas las instancias para llegar a un acuerdo, ésta es la regla de este gobierno", dice el ministro. La puja aún no termina y continuará más allá de esta visita a París.

***

BAGUETTES

 Socialista. François Hollande es el primer secretario del Partido Socialista Francés. Ayer por la tarde se reunió en el Hotel Meurice -donde se encuentra la delegación argentina- con Néstor Kirchner. Los temas que ambos trataron fueron casi los mismos que los que el patagónico desarrolló por la mañana con el presidente Chirac. El socialista, que se erigió en alternativa política al neogaullismo en el poder tras el triunfo del socialismo en las elecciones regionales de marzo pasado, mostró su simpatía con el gobierno argentino. Hollande, incluso, se permitió un chiste. Le dijo que esperaba que él, Kirchner, le desease suerte, ya que cuando lo había hecho con José Luis Zapatero, a pesar de que nadie daba mucho por su futuro, ganó las elecciones en España. Con respecto a la tensión entre Suez y el gobierno argentino, Hollande dijo que "como francés quiero que le vaya bien a las empresas francesas, pero como socialista, reconozco que muchas veces las empresas no cumplen".

 Re-re-elección. Luego de la reunión con Hollande, Kir- chner paseaba sonriente por el hotel donde se aloja. Mirando a los periodistas, en medio de un pasillo, dijo : "¿Saben que en Francia hay reelección indefinida ? ¿Qué dirían los medios argentinos, eh ?".

 Café. Por la tarde, cuando había terminado la actividad y antes de cenar, Kirchner y su mujer, Cristina Fernández ; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini, aprovechando que la prensa les dio un respiro, salieron a caminar un rato, pero con destino fijo : el legendario Café de la Paix, frente a la majestuosa Opera vieja de esta ciudad (hay dos, la segunda situada en la Bastilla). Los visitantes llegaron hasta la puerta y, frustrados, cayeron en la cuenta de que no había ninguna mesa libre. Un poco decepcionados, emprendieron camino hacia otro bar, pero una llamada de Julio De Vido al Presidente le interrumpió el paseo. Kirchner volvió para sumarse a la reunión en que los directivos de la petrolera Total ratificaron sus inversiones en la Argentina.

 De plata. Por la noche, la delegación argentina estaba invitada por el embajador Juan Archibaldo Lanús a cenar. Nada tendría de particular de no ser por el sitio que escogió el diplomático : el restaurante La Tour D’Argent, uno de los diez mejores del mundo. El embajador es de un buen paladar reconocido.

 Confundido. Terminado el encuentro con Chirac, la delegación salió rumbo a los coches. El que llevaba a Kirchner lo estaba esperando frente a la puerta principal del Elíseo, sobre el piso de grava. El resto, estaba a un costado, dentro del edificio. Todos partieron hacia los vehículos, después de que partiera el de Kirchner. Todos menos el del canciller Bielsa quien, como había entrado por la puerta de ingresos generales, se dirigió hacia allí. Alberto Fernández, su compañero de auto oficial, debió esperarlo unos minutos.

Retour en haut de la page

El Correo

|

Patte blanche

|

Plan du site